Resumen:
El tratamiento de la discapacidad como fenómeno particularizado no
despertó en el discurso jurídico internacional sino hasta 1971 con la Declaración de los
Derechos del Retrasado Mental, época que puede marcarse como el inicio de un
importante proceso de positivización1, internacionalización y expansión de los
derechos humanos de las personas con discapacidad hacia el efectivo reconocimiento
como persona ante la ley. Sin embargo -y pese a diversos instrumentos que la
precedieron- fue recién la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su Protocolo Facultativo aprobados en el marco de la Asamblea de las
Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006, el punto de inflexión en el sendero hacia
el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales de los que integran este
colectivo.