Resumen:
Las identidades sexuales de los seres humanas son tan únicas como pueden ser sus personalidades. Las categorías biológicas obedecen, en gran parte, a creaciones históricas y socio-culturales. Por ello, las categorías sociales fundadas en el sexo/género de las personas, como es también el caso del color de piel o la religión, deberían ser esencialmente irrelevantes en relación al rol que cada persona desempeña en la sociedad y para el diseño de arreglos institucionales.