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dc.contributor.author | Schultz, Vicki | |
dc.date.accessioned | 2009-05-28T23:33:58Z | |
dc.date.available | 2009-05-28T23:33:58Z | |
dc.date.issued | 2006-07 | |
dc.identifier.citation | Revista Jurídica de la Universidad de Palermo Año 7, Nº 1 | en |
dc.identifier.issn | 0328-5642 | |
dc.identifier.uri | http://hdl.handle.net/10226/304 | |
dc.description.abstract | ¿Tiene el sexo un lugar en el lugar de trabajo? De acuerdo con la mayoría de los teóricos del management y con las abogadas feministas, la respuesta es un no rotundo. El progreso, dicen, significa, precisamente, expulsar el sexo del lugar de trabajo -ya sea en honor a la eficiencia o a la igualdad. Puede parecer paradojal que tan extraña pareja estuviese de acuerdo con el mismo impulso sanitario; raramente se ve a las feministas como compañeras cercanas de la dirigencia empresarial corporativa. Pero luego de un examen más profundo, esto no es para nada irónico o extraño. Una de las creencias más preciadas de la sociedad norteamericana es que el lugar de trabajo es -o debería ser- asexuado. La ética dominante dice "El trabajo es el trabajo, y el sexo es el sexo, y no hay acercamiento posible entre ambos". Llámese la ética del lugar de trabajo asexual. | en |
dc.language.iso | es | en |
dc.publisher | Universidad de Palermo | en |
dc.subject | Eficiencia | en |
dc.subject | Igualdad | en |
dc.subject | Ética | en |
dc.subject | Asexual | en |
dc.title | El lugar de trabajo higienizado | en |
dc.type | Article | en |