Resumen:
Se creía que los adolescentes demoran cada vez más la emancipación del hogar y esto se convirtió en un tema urticante por las connotaciones sociales que hoy tiene. Objetivo: medir la relación hijos-padres para saber si, al final del siglo, los adolescentes la consideran parte de su proceso de crecimiento o, como antes, una necesidad para liberarse de aquellos. Hipótesis: ¿los adolescentes actuales conviven en un clima que les lleva a estar menos urgidos por lograr su independencia del hogar parental? Método: entrevistas libre y semidirigida con protocolo estandarizado. Resultados: durante 1994-99, 280 argentinos (18-20 años, ambos sexos) dijieron estar conformes con la relación (84 % con la madre y 72% con el padre), que el clima familiar era agradable (85%) y que le respetaban sus decisiones (88% madre y 85% padre). Pensaban en independizarse (64%), pero no para librarse de los padres (85%), sino porque les daba alegría (71%), para hacer su experiencia (65%), para lograr independencia (57%) o porque se sentían adultos (52%). A la mayoría (53%) no le preocupaba librarse de los padres ni les causaba miedo (56%) marcharse y menos (85%) a perder a sus padres. Se postuló: 1.Se confirma que hay demora para vivir independientemente. 2.Tal postergación no se debe únicamente a lo económico -razón siempre unilateralmente invocada-, sino que el clima familiar armónico predispone para seguir viviendo con padres que encarnan los nuevos modelos parentales. 3.Marcharse estuvo asociado más al placer de ser protagonista que a librarse de padres opresores.