Resumen:
El reconocimiento del recién nacido como un ser interactuante con el medio físico y humano que lo rodea, implicó cambios en las conductas de los equipos de salud, a cargo de las unidades de internación neonatal. Los conceptos de interacciones precoces, de apego, de díada, de vulnerabilidad maternal, competencias conductuales del recien nacido, y su utilización reciente en el desarrollo de la psicología perinatal, marcaron una transformación en el enfoque de los distintos profesionales involucrados en el proceso del nacimiento. Por un lado, podemos decir que la medicalización del acto del nacimiento en la sociedad occidental ha permitido disminuir el riesgo morbi-mortalidad materno-neonatal. Pero, este progreso se ha realizado a expensas de la expresión de la emoción en esos momentos. La introducción del campo psicológico durante el periodo neonatal es un campo nuevo del conocimiento. La historia nos muestra que en distintos períodos y culturas existían amuletos, brebajes, y otros elementos asociados a lo mágico que se utilizaban para conjurar el riesgo de muerte para el niño y/o la madre en el momento del parto. Todas estas prácticas ocupaban de alguna manera, el lugar de la palabra, en un momento dificil y de gran intensidad emocional: el momento del nacimiento. Sera necesario atravesar todavía un largo y dificil camino para que la psicología perinatal pueda recuperar el espacio histórico de las antiguas matronas y tomar la palabra en las maternidades, sabiendo que el escenario principal es ocupado por el cuerpo de la madre, primero y por el del niño despues. A través de nuestro trabajo cotidiano en la maternidad, junto a pediatras y neonatólogos hemos comprobado que la palabra emerge a partir de que el psicólogo mismo "pone el cuerpo" junto a la madre, al del niño y al equipo médico. Y es la palabra la que contribuye a facilitar la dimensión emocional de la maternidad e ubicar al niño en el encadenamiento histórico familiar, posibilitando su "nacimiento psicológico".