Resumen:
El 19 de diciembre de 2005 me encontraba haciendo trabajo de archivo para mi tesis
doctoral en la biblioteca de la Corte Suprema argentina cuando recibí una llamada telefónica de un secretario letrado, en la que me decía que le habían informado que existía o se encontraba en trámite un expediente sobre mi trabajo de investigación en la oficina de Administración General de la Corte. Superada mi sorpresa inicial (al principio no lograba darme cuenta de qué modo podía estar conectada mi investigación con cuestiones administrativas), decidí hacer una visita a esta oficina para corroborar esta información.
En la mesa de entradas, un empleado me confirmó que existía una actuación administrativa caratulada “Expediente No. 3737/05 Barrera, Leticia Cornell University Law School s/pasantía a la CSJN”, pero que, no obstante, no podía consultar en ese momento porque estaba listo para ser circulado entre los siete jueces de la Corte Suprema para su consideración. Respondí que, como nunca había presentado mi trabajo a la Administración General de la Corte, quería saber quién había hecho tal petición en mi nombre. Esta persona me contestó que, de acuerdo con lo que podía rastrear en los registros electrónicos, una de las oficinas de uno de los jueces había enviado una carta (el empleado no podía darme más detalles sobre su contenido) a dicha Administración para su análisis; y que la Asesoría Jurídica de esta oficina había concluido que todos los jueces de la Corte debían considerar la carta antes de otorgar el consentimiento para mi pedido de “pasantía”. También
me aclaró que mi pedido necesitaría una mayoría de cinco votos (de los siete jueces de la Corte) para que fuera aprobada, como en cualquier otro caso que se somete a consideración del tribunal.1 Sólo un tiempo más tarde me di cuenta que la carta en cuestión podía ser una de las cartas de presentación dirigidas a los jueces que había traído conmigo para hacer mi trabajo de campo, cumpliendo con la política de Consentimiento Informado seguida por la Universidad de Cornell. Estas cartas brindaban una descripción general de la
investigación etnográfica que quería hacer en la Corte, los métodos que aplicaría, mi plan de trabajo dentro de la institución, y, sobre todo, mi compromiso de confidencialidad.