Resumen:
El sistema de salud en Argentina fue objeto de un largo proceso de descentralización que
implicó la provincialización de los hospitales públicos y otros centros de atención. La mayor parte de los estudios sobre política social coinciden en marcar que esta descentralización respondió a una lógica meramente fiscalista para disminuir el llamado “gasto público” nacional. La descentralización vino así acompañada del desfinanciamiento a ese sector, en especial, en el marco de transformación económica operado en la década de los noventa. El traspaso fue asimétrico, se traspasaron los hospitales y otros establecimientos públicos de salud pero no así los recursos necesarios. Aún más la descentralización no
tuvo mayormente en cuenta un diagnóstico completo y convincente de la desigualdad de
armas (en términos de infraestructura, equipos de personal de la sanidad y técnicos, entre otros) con que cada una de las provincias recibían las transferencias. Así, los servicios transferidos encontraron a los estados provinciales con estructuras e institucionalidades dispares que no favorecieron a que esos estados pudieran hacerse cargo de las obligaciones
de forma suficiente e igualitaria.