Journal de Ciencias Sociales Año 9 N° 16
ISSN 2362-194XInseguridad alimentaria y calidad de vida en México: una revisión
de estudios con enfoque cualitativoSoraya Santana-Cárdenas1 y
Patricia Josefina López-Uriarte2
Centro Universitario del Sur - Universidad de Guadalajara
Artículo científico
Material original autorizado para su primera publicación en el Journal de Ciencias Sociales, Revista Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo.
Recepción: 07-12-2020
Aceptación: 19-04-2021
Resumen: En torno al proceso de alimentación humana hay cuatro pilares básicos: producción, acceso, inocuidad y calidad nutritiva de los alimentos; si alguno falla, da lugar a lo que se denomina inseguridad alimentaria y esta situación tiene un efecto directo en la calidad de vida de las personas. El objetivo de este trabajo es dar respuesta a la pregunta: ¿cuáles son los principales hallazgos en torno a la inseguridad alimentaria en México, publicados en los últimos 14 años y realizados bajo metodología cualitativa? Método: se presenta una revisión sistemática cuya búsqueda de artículos se realizó en las bases de datos Springer Link, Redalyc y Google Académico, con combinaciones de palabras en español e inglés (inseguridad alimentaria, seguridad alimentaria, estudios cualitativos, método cualitativo, México) y que hubiesen sido publicados en el periodo 2006-2020. Un total de diez trabajos de investigación fueron localizados y la información se organizó a partir de diferentes ejes temáticos que permitieron identificar método y técnicas utilizadas, así como hallazgos relacionados con percepciones, experiencias y prácticas de alimentación de las personas, e información de estrategias de respuesta ante la inseguridad alimentaria, entre otros. Se discuten estos hallazgos a la luz de las implicaciones cotidianas para las personas de estudio y en vinculación a la calidad de vida en México.
Palabras clave: inseguridad alimentaria; sociología de la alimentación; calidad de vida, investigación cualitativa.
Food insecurity and quality of life in Mexico: a review of studies with a qualitative approach
Abstract: Around the human feeding process there are four basic pillars: production, access, safety and nutritional quality of food; if any fail, it results in what is called food insecurity and this situation has a direct effect on people's quality of life. The objective of this work is to answer the question: what are the main findings around food insecurity in Mexico, published over the past 14 years and made under qualitative methodology? Method: a systematic review is presented whose search for articles was carried out in the Springer Link, Redalyc and Google Academic databases, with combinations of words in Spanish and English (food insecurity, food security, qualitative studies, qualitative method, Mexico) and that had been published in the period 2006-2020. A total of ten research papers were located and the information was organized from different thematic axes that identified methods and techniques used, as well as findings related to people's perceptions, experiences and feeding practices, and information on food insecurity response strategies, among others. These findings are discussed in light of the daily implications for study people and in connection with the quality of life in Mexico.
Keywords: food insecurity; sociology of food; quality of life; qualitative research.
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1. Introducción
La alimentación en la sociedad contemporánea pone de manifiesto diferentes ángulos que van desde la desnutrición severa en regiones y países, hasta sobrepeso masivo muchas veces, en las mismas regiones y países (FAO, 2020). En todo el crisol que representan estos polos opuestos, los estilos de vida, la industrialización de la sociedad, la pobreza, la abundancia, vida urbana, vida rural, el mercado de trabajo, las demandas laborales y escolares actuales, la familia, y el papel que ejercen mujeres y hombres en esta dinámica, atraviesan aspectos en torno a cómo nos alimentamos en la vida actual. Como señala Harstof (2017), se hace difícil delimitar los usos económicos de la alimentación respecto de los usos socioculturales.
Detrás de los alimentos que se ingieren día a día, hay un entramado social que proyecta la identidad de quien consume y lo que le rodea: edad, estado civil, situación económica, laboral, geográfica, etc. En torno al proceso de alimentación humana hay 4 pilares básicos: producción, acceso, inocuidad y calidad nutritiva de los alimentos; si alguno falla, da lugar a lo que se denomina inseguridad alimentaria (Anderson, 1990). Este trabajo tiene como objetivo analizar los hallazgos principales en relación a la inseguridad alimentaria en México a través de investigaciones que utilizaron el método cualitativo, y vincularlos con la calidad de vida de las personas. A continuación, se abordarán las temáticas clave de este trabajo, como son la inseguridad alimentaria y la calidad de vida para luego presentar un estado del arte de la inseguridad alimentaria.
2. Inseguridad alimentaria
La alimentación tiene un papel central en términos de calidad de vida, ya que derivado de esta puede haber estados carenciales que se manifiestan en forma de dolencias, enfermedades, déficits, desnutrición, obesidad, etc. Sin lugar a dudas, es uno de los tópicos de mayor consulta e interés hoy en día tanto a nivel del internet como a nivel profesional en los ámbitos de salud pública y privada. La industria en torno a la alimentación (suplementos, dietas, blogs, productos, etc.) representa uno de los negocios más productivos de las últimas décadas, y de mayor repercusión en la salud de las personas (Muñoz-Sánchez y Pérez, 2015; Suárez, 2016). En medio de la pandemia por Covid-19, este hecho ha sido uno de los más polémicos en países como México, en donde la diabetes y las enfermedades cardiovasculares han sido los principales factores de riesgo en las personas fallecidas (Forbes, 2020; Moreno-Altamirano et al. 2021), lo que ha llevado al análisis de los patrones de consumo alimentarios como raíz de esta situación.
En el día a día, muchas personas toman decisiones sobre los alimentos que consumirán ellas y sus familias, y es obvio que otras personas consumirán los alimentos que otros decidieron. No es lo mismo vivir en una ciudad y tomar decisiones sobre qué comer, que vivir en un espacio rural alejado de una oferta alimenticia. El acceso a los alimentos, la situación económica y la inocuidad en relación a lo que se ingiere al comer, varía geográficamente.
La seguridad alimentaria (SA) se presenta bajo cuatro premisas importantes: que las personas, en todo momento, 1) tengan acceso físico (disponibilidad), 2) y económico a alimentos suficientes (accesibilidad), 3) seguros (inocuos-safe), 4) nutritivos (utilidad biológica) y culturalmente apropiados, para satisfacer necesidades alimenticias y preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana (FAO, 1999). La inseguridad alimentaria, por tanto, se manifiesta cuando las personas no tienen acceso a cualquiera de los 4 pilares de la seguridad alimentaria y se presenta en 3 modalidades: inseguridad alimentaria leve, moderada y severa (Anderson, 1990).
El concepto de seguridad alimentaria fue adoptado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1974, para atender los problemas derivados del hambre y la pobreza en el mundo; sin embargo, a casi 5 décadas de este hecho, se manifiesta de formas diferentes. En el informe mundial 2020, la FAO informa que la desnutrición en el año 2019 afectó a casi un 9% de la población mundial y señalan la tendencia de los datos para ir en aumento año con año. El informe concluye que la inseguridad alimentaria se vincula estrechamente a pobreza, crisis económicas y vulnerabilidad climática, por tanto, los efectos en la calidad de vida de las personas, son muchos y graves. En el contexto actual de pandemia COVID-19, los efectos de la inseguridad alimentaria se han agravado en todo el mundo y mayor población está sufriendo secuelas que se prologarán a lo largo de los próximos años (FAO, 2020).
3. Calidad de vida
La calidad de vida es una perspectiva teórica que ha ganado mucho terreno en los últimos años y en la actualidad es un referente importante sobre el bienestar de las personas y las comunidades en el mundo. De acuerdo con Tonon, se define como: “la percepción que cada persona tiene de su propio lugar en la vida, dentro de un contexto cultural y del sistema de valores al que se conforma, en relación con las expectativas, intereses y logros” (2015, p. 5). Es un concepto multidimensional y su abordaje incluye aspectos sociales, económicos, ambientales, psicológicos, políticos y culturales (Sinha, 2019) además de que se relaciona estrechamente con el bienestar, las condiciones de vida de las personas y la satisfacción personal respecto de diferentes dominios de vida. En el día a día cotidiano, la satisfacción se relaciona con el auto-concepto, familia, pareja, escuela, comunidad, trabajo, sueldo percibido y la capacidad de que este permita satisfacer a su vez otras necesidades básicas (vg. alimentación y salud) y no básicas. Por contraparte, el deterioro o afectación de estos dominios de vida tendrá una repercusión directa en la percepción de calidad de vida por eso, el estudio de temáticas sociales bajo metodología cualitativa supone un acercamiento a las personas para entender sus vivencias de bienestar, su contexto y mucha de la gran complejidad que rodea sus experiencias de vida (Cardona y Agudelo, 2005; Tonon, 2015) lo que redunda en identificar cómo y de qué manera viven las personas la vida con calidad o sin ella.
4. Estado del arte de la inseguridad alimentaria
En el año 2014 se midió la inseguridad alimentaria a nivel mundial por primera vez en 134 países, bajo el auspicio de la FAO, y a través del instrumento Escala Basada en la Experiencia de IA (FIES en inglés). Smith et al. (2017) reportaron que el 27% de la muestra manifestaba inseguridad alimentaria y era más alta en países con economías de ingresos bajos, seguida de países de ingresos medios, medios altos y países con ingresos altos. Adicionalmente identificaron que casi la mitad de la población con ingresos bajos padecía inseguridad alimentaria, y el 10% de la población en el caso de economías de ingresos altos. Encontraron cinco características determinantes a nivel global, que se asocian a la posibilidad de experimentar inseguridad alimentaria en la población: (1) bajo nivel educativo, (2) débiles redes sociales de apoyo, (3) menor capital social, (4) reducidos ingresos familiares y (5) estar en situación de desempleo.
En el año 2020, la FAO informó que la cifra de personas que experimentan inseguridad alimentaria a nivel mundial es de 687,8 millones de personas y confirma que se ha instalado mayoritariamente en países en desarrollo: Asia es el continente que mayor población subalimentada tiene con un 55,4%, le sigue África con un 36.4% y en tercer lugar está América Latina y el Caribe con un 6.9%. La inseguridad alimentaria moderada y grave afecta a un cuarto de la población mundial (FAO, 2020). ¿Cómo se traduce esto a nivel de vida cotidiana? Que cada vez hay más personas en el mundo que han pasado-pasan hambre y han tenido que reducir la cantidad y calidad de los alimentos que consumen diariamente, lo que tiene una repercusión directa y grave a nivel de salud física y mental, tanto a nivel individual como colectivo y por ende la calidad de vida se ve afectada.
En un año atravesado diametralmente por la pandemia COVID-19, la inseguridad alimentaria se ha agudizado en muchos países del orbe, sobre todo en disponibilidad, acceso y utilización de alimentos y se estima que solamente el 19% de los países en el mundo cuenta con seguridad alimentaria (Villalobos, 2020).
El estudio de la inseguridad alimentaria atraviesa diferentes grupos sectoriales: gobiernos, agencias internacionales de cooperación y desarrollo, académicos e investigadores de diferentes disciplinas científicas. Junto con la calidad de vida, son constructos multidimensionales que requieren un análisis multifactorial. El contexto que rodea la inseguridad alimentaria en los hogares que la experimentan, suele estar vinculado a situaciones de pobreza y vulnerabilidad económica y social (Vilar-Compte et al. 2020). No obstante, su manifestación no se da exclusivamente en países y economías en desarrollo ya que en países desarrollados y con mayores ingresos, la situación también se manifiesta de manera drástica en la vida de las personas (v.g. Berti et al. 2017; McAll, et al. 2015). Sin embargo y dada la relación del tema con pobreza y vulnerabilidad social, en la actualidad la mayor investigación sobre el tema se genera en África y Asia (Atuoye et al. 2019; Lebot y Siméoni, 2015; Sietz et al. 2012) en donde se aprecia un marcado interés por los condicionantes ambientales y climáticos en las comunidades. Si bien este panorama permite identificar la prevalencia y gravedad del tema a nivel global, se hace necesario profundizar en cada uno de los países y regiones, para obtener una mirada transcultural y diferencial del problema e identificar otras variables o condicionantes, y de este modo visibilizar problemáticas que se ocultan en medio de un discurso generalizante.
Debido a que la seguridad alimentaria es un tema estudiado por organismos internacionales y forma parte de las políticas públicas que deben atenderse como parte de los acuerdos internacionales signados hace unas décadas, la medición de este aspecto es clave y forma parte de la agenda pública en muchos países, ya que su monitoreo y evaluación permite conocer la magnitud del fenómeno y aplicar políticas públicas y programas de acción para mejorar o abatir este aspecto en favor de la población afectada (Mundo-Rosas et al. 2018; 2019). En México, desde el año 1988 se aplicaron encuestas nacionales de nutrición, y en 2006 se comenzó a aplicar la Encuesta Nacional de Nutrición (ENSANUT) cuya periodicidad es de 6 años. Como complemento y con objeto de extraer información sobre seguridad alimentaria, a partir del año 2012 se aplica la Encuesta Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) cuya autoría y validación psicométrica para población mexicana fue a cargo de Melgar-Quiñónez et al. (2005). La información que se extrae periódicamente genera un marco de referencia y banco de datos básico en el estudio de la inseguridad alimentaria en el país, para identificar la prevalencia, poblaciones afectadas a nivel geográfico y correlación de la información con variables sociodemográficas que permiten profundizar en el análisis del problema desde la perspectiva cuantitativa. Los estudios en torno a la inseguridad alimentaria bajo enfoques cualitativos aportan información que va más allá de los números, pues describen sentimientos, percepciones y subjetividades de quienes viven la situación con todo el entramado complejo que subyace a estas vivencias personales (Tonon, 2015).
Derivado de lo anterior, se plantea la pregunta: ¿cuáles son los principales hallazgos en torno a la inseguridad alimentaria en México, publicados en los últimos 14 años y realizados bajo metodología cualitativa? A continuación, se hará una revisión narrativa de trabajos de corte cualitativo (algunos con diseño mixto) en torno al problema de la inseguridad alimentaria en México con la intención de identificar los principales hallazgos que rodean el fenómeno desde el sentir de la población afectada y la repercusión de esta situación en la calidad de vida.
5. Método
Se realizó una revisión sistemática de literatura siguiendo recomendaciones metodológicas de diversos autores (Gálvez, 2003; Green et al. 2006; Manterola et al. 2013). Con base en la pregunta de investigación se orientó el trabajo hacia la búsqueda de artículos con enfoque cualitativo sobre inseguridad alimentaria en México en las bases de datos: Springer, Redalyc y Google Académico, y que hubieran sido publicados en los últimos 14 años (2006-2020) (2006, año en que se inició en México la aplicación de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición). Las combinaciones de búsqueda fueron aplicadas en español e inglés: inseguridad alimentaria, seguridad alimentaria, México, estudio cualitativo, metodología cualitativa. Criterios de elegibilidad: artículos que dieran cuenta de trabajos empíricos con enfoque cualitativo o mixto, realizados con población mexicana, y de acceso completo. No se incluyeron artículos de revisiones sistemáticas ni tampoco meta-análisis. La razón de incluir estudios de diseño mixto, fue por recuperar la información cualitativa que podían ofrecer para el objetivo de esta revisión y en virtud de que suelen ser pocos los estudios estrictamente cualitativos.
“Las revisiones cualitativas proporcionan la evidencia de forma descriptiva y sin análisis estadístico” (Aguilera, 2014, p. 359), por lo que en este trabajo para la revisión y análisis de los artículos, se generó una tabla concentradora de información, con el fin de describir los datos por ejes temáticos: autores y año de publicación, objetivo del trabajo, participantes, método y técnicas, y resultados (tabla 1, apartado de resultados). Posteriormente, la información fue analizada por cada eje y se procedió a identificar categorías a partir de datos que se repetían (v.g. tipo de participantes, número de trabajos que se realizaron en zonas rurales, que usaron grupos de discusión, o cuyos resultados se orientaron a identificar estrategias de afrontamiento, entre otros); a partir de las categorías identificadas, se pudo llegar a los “principales hallazgos” por repetición de información como recomiendan Green et al. (2006); también se consideró información particular de algunos artículos como los resultados que dan cuenta de relaciones de género alrededor del fenómeno estudiado. La información de carácter cuantitativa se ubicó en los ejes método y resultados, pero no fue considerada para el análisis de los principales hallazgos, por no coincidir con el objetivo de este trabajo.
6. Resultados
La búsqueda de artículos dio un resultado total de doce trabajos de investigación de los cuales se descartaron dos trabajos por estar duplicados; de los restantes, tres fueron realizados bajo diseño mixto y siete bajo enfoques cualitativos. Los artículos identificados fueron publicados entre 2009 y 2019, como puede verse en la tabla 1 (se enumeró cada artículo para hacer más fácil su identificación en la descripción de resultados).
Tabla 1. Estudios de inseguridad alimentaria en México con enfoque cualitativo y/o mixto
Fuente: elaboración propia. Abreviaturas utilizadas: IA, inseguridad alimentaria; SA, seguridad alimentaria; VA, vulnerabilidad alimentaria.
En conjunto, los diez artículos revisados dan cuenta de investigación realizada con 706 participantes en diferentes puntos geográficos de México. Los objetivos de investigación relacionados con la inseguridad alimentaria se orientaron en identificar percepciones, conocer experiencias y prácticas de alimentación de las personas, e identificar estrategias de respuesta ante la inseguridad alimentaria. Como técnicas cualitativas destacan los grupos focales en cinco artículos (1, 2, 3, 4, 5), seguido de entrevistas a profundidad (3, 7, 10), talleres participativos (6 y 7) y entrevistas semiestructuradas (10), y 2 estudios señalaron haber usado programas informáticos para el análisis de datos (5, 10). Siete de los estudios fueron realizados en zonas rurales (1, 2, 3, 6, 7, 8, 9) de los que seis eran comunidades indígenas; tres investigaciones dieron cuenta de hallazgos en torno a mujeres como proveedoras (jefas de familia) o tomadoras de decisiones sobre lo que se comía en las familias (1, 4, 5). En la mayoría de los trabajos se siguió la pauta común de entrevistar a jefes/as de familia como proveedores de información en materia de alimentación como recomiendan organismos internacionales (FAO, 2009).
En relación a los hallazgos principales que reportan lo diez estudios, sobresalen los siguientes: (a) prácticas o costumbres alimentarias modificadas por la oferta de comida industrializada (1, 2, 3); (b) vulnerabilidad y pobreza que rodea la inseguridad alimentaria en comunidades rurales y que constantemente pone en peligro la producción de autoabasto alimentario y venta de excedentes para obtener ingresos familiares (1, 2, 4, 6, 8, 9); (c) estrategias ante la inseguridad alimentaria como respuestas de afrontamiento ante el hambre: reducción de porciones, adultos que hacen una comida al día para asegurar abasto de niños, uso y compra de alimentos baratos, de temporada o silvestres; pedir alimentos o dinero prestado a familiares o vecinos, empeñar objetos de valor, multi-actividad para obtener ingresos alternos, y migración temporal (1, 4, 5, 6, 8, 9); (d) problemas de inocuidad alimentaria por efecto de plaguicidas, contaminación del agua y falta de higiene (1, 8, 10); (e) problemas de cosechas y escasez de alimentos por cambio climático (2, 5, 8, 9). Como último punto, en dos investigaciones se investigó en torno a la división sexual de las prácticas de preparación de alimentos (6, 7).
7. Discusión
Considerando los 4 pilares de la seguridad alimentaria, la cotidianidad de la mayoría de las personas de estudio se caracteriza por una gran dificultad en cuanto acceso, disponibilidad y utilidad biológica de lo que consumen. El contexto que les rodea se vuelve condicionante dependiendo del grado de inseguridad, y se observan determinantes sociodemográficos que afectan a los hogares que la padecen: marginalidad y situación de pobreza en el hogar y comunidad, bajo o nulo ingreso, madres solteras y jefas de familia, hogares con más de 4 integrantes y con niños, y ser indígena. Como respuesta a esta situación, las personas responden para paliar los efectos con estrategias de afrontamiento que fueron evidenciadas por diversos estudios y que se sintetizan en 4 ejes: (1) en cuanto a adquisición y disponibilidad de alimentos (comprar alimentos baratos y de temporada, hacer una comida al día, reducir las raciones para adultos, ayunos prolongados en adultos y madres, aseguramiento de comida para niños); (2) obtención de ingresos de forma alterna e informal a través de venta de productos, elaboración y venta de manualidades, venta de animales criados en el hogar y trabajos alternos como albañilería o de jornaleros/as, empeño de objetos de valor para la familia o jefatura de hogar; (3) estrategias haciendo uso de la red de apoyo social: pedir dinero prestado y ayuda a familiares, o solicitar ayuda a terceras personas, y (4) migración al interior o exterior del país. Todo esto en conjunto pone de manifiesto la capacidad de resiliencia de estas familias para enfrentar la vulnerabilidad alimentaria y la pobreza.
La localidad geográfica es condicionante y en el contexto rural hay mayor probabilidad de encontrar inseguridad alimentaria en los hogares, sobre todo si la localidad es pequeña y está alejada de pueblos o ciudades grandes. Las razones de la inseguridad alimentaria en los contextos rurales del país, van más allá del mero acceso y disponibilidad de alimentos y se nota en los discursos de los y las participantes cuando refieren que han pasado de una producción para autoconsumo y mantenimiento de vida y familia, a diversificar formas de ganarse la vida y prácticas alimentarias que combinan lo tradicional con lo moderno entendido como alimentos procesados e industrializados que están desbancando los alimentos frescos y naturales con el impacto correspondiente en la salud de las personas de diferentes grupos de edad (desnutrición infantil, obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión). La razón de migración tanto al interior como al exterior del país se ve clara bajo este panorama: la falta de ingresos y de oportunidades de trabajo local. Como factores de tipo exógeno destacan la transformación del campo agrícola que ha inducido un cambio de “campesino a obrero” como señalan Muñiz et al. (2010) y la vulnerabilidad climática que afecta a algunas poblaciones de estudio.
En el caso de los estudios realizados en ciudades, también se observa vulnerabilidad alimentaria por falta de ingresos económicos y situación de pobreza y repercusiones directas en las prácticas alimentarias orientadas a un alto racionamiento y a estrategias de respuesta muy similares a las rurales, aunque en las ciudades hay mayor margen para el acceso y disponibilidad alimentaria.
Los hogares con jefatura femenina tienden a sufrir mayor inseguridad alimentaria. Las razones también son de tipo estructural en muchos casos: estas mujeres trabajan mayormente en el sector informal, con menores salarios y protecciones sociales en empleos temporales. En el contexto rural, la situación se recrudece porque el acceso a servicios de apoyo para la producción en campo se ve limitada para las mujeres rurales (Mundo-Rosas, et al. 2014). En el caso de los hogares con jefatura masculina, las mujeres cónyuges suelen ser las encargadas de la gestión y administración del dinero que ingresa al hogar y dan cuenta de los datos sobre acceso y disponibilidad alimentaria; también son responsables de la compra y transformación de alimentos y en este sentido se observa que las pautas de distribución del trabajo en el hogar mexicano siguen siendo reservadas a las mujeres como parte de los patrones de socialización diferencial de tipo tradicional (Arellano et al. 2018; Santana-Cárdenas, 2019) que reproduce un esquema común: las mujeres son las encargadas de la alimentación para consumo familiar y los varones los proveedores económicos. Como parte de esta gran responsabilidad, las mujeres son víctimas directas de la falta de alimentos en el hogar porque una de las estrategias de subsistencia como respuesta a la inseguridad alimentaria moderada y severa, es la reducción de porciones, saltarse comidas y pasar hambre en beneficio de los hijos o de otros miembros de la familia como el marido y los adultos mayores; y esto fue señalado ampliamente en los trabajos revisados, lo que genera una gran afectación directa en la salud y la percepción de bienestar manifiesto en preocupaciones, angustia, tristeza, y a nivel físico en cuadros de desnutrición, obesidad y diabetes por mencionar algunos casos.
8. Conclusiones
En este trabajo, se dio cuenta de 10 trabajos de investigación cualitativa sobre la inseguridad alimentaria en México. Con este recuento se pudo comprobar lo señalado por Smith et al. (2017) y que se comentó al inicio de este artículo, sobre las cinco características determinantes a nivel global, que se asocian a la posibilidad de experimentar inseguridad alimentaria en la población: (1) bajo nivel educativo, (2) redes sociales de apoyo débiles, (3) menor capital social, (4) reducidos ingresos familiares y (5) estar en situación de desempleo. En el caso mexicano, la revisión de los estudios realizados permite hacer una caracterización ajustada a las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales del país para señalar que la inseguridad alimentaria potencialmente se presenta en grupos poblacionales en situación de pobreza, con menores ingresos salariales, tanto en hogares urbanos como rurales, con jefatura femenina, grupos indígenas, madres solteras, adultos mayores y hogares con menores de edad. Esto significa que una parte importante de la población no tiene bien-estar, y en ese sentido la calidad de vida es un atributo del que no pueden disfrutar ampliamente (Frongillo et al., 2019).
La riqueza que aportaron los trabajos revisados, se orienta a la importancia que tienen las percepciones, opiniones e interpretaciones que hacen las personas de su realidad social y esto en sí mismo es una expresión del bienestar de las personas (Tonon, 2015), o de la falta de este. Cardona y Agudelo (2015) enfatizan en la construcción social y cultural del estudio de la calidad de vida:
“Toda investigación o intervención sobre calidad de vida debe partir de un concepto teórico o significado cultural que permita valorar el sentido que tienen los bienes materiales (físicos u objetivos) en la vida de las personas, dependiendo del contexto en el que viven, (…) por cuanto la construcción de significados culturales y representaciones sociales de un individuo parten de un proceso mental formado desde el contexto en el que vive y se desarrolla, que le dan sentido a la vida y hacen que esta tenga calidad” (p. 89).
La calidad de vida se compone de diferentes dominios en torno al sentido de vida: familia y amigos, pareja, empleo, contexto, salud y espiritualidad. La alimentación emerge de estos dominios pues es base para la subsistencia humana y a la vez es el resultado de los diferentes dominios. Desde la inseguridad alimentaria la calidad de vida dista de ser deseable desde los parámetros macroeconómicos, pero en el día a día las personas responden, se mantienen y se adaptan a las circunstancias que les toca vivir con una capacidad de resistencia. La calidad de vida y la inseguridad alimentaria se combinan negativamente a mediano y largo plazo una vez ingeridos los alimentos, pues ante situaciones de vulnerabilidad que se vive, las enfermedades van ocupando un espacio silenciosamente en forma de desnutrición, obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión, depresión, tristeza y déficits cognitivos. Las cifras de muertos por Covid-19 en México y las comorbilidades apuntan a una relación directa entre la alimentación y la morbilidad y mortalidad en el país.
La fotografía que se ha podido generar con la revisión narrativa de la investigación cualitativa ha ofrecido otra cara del no-bienestar o de lo difícil que es aspirar al bienestar personal y familiar. El imaginario de “mejorar las condiciones de vida para lograr mayor calidad de vida y bienestar” parece que es un ente inalcanzable para muchas personas que por más esfuerzos que hacen, se ven orillados a círculos de mucho esfuerzo y pobreza. Vale la pena señalar que los trabajos que aquí se citan, reflejan o proyectan un poco de la realidad que se vive en algunos puntos del país, por lo que no se busca generalizar, pero sí visibilizar esas realidades.
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1. Doctora en Psicología del Trabajo por la Universidad Complutense de Madrid; Licenciada en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Profesora Investigadora Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Docente en los programas educativos: licenciatura en Psicología, Maestría y Doctorado en Psicología con orientación en Calidad de Vida y Salud, Cusur, Universidad de Guadalajara. Profesora investigadora de tiempo completo. Correo electrónico: soraya@cusur.udg.mx
2. Doctora en Nutrición y Metabolismo, Universitat Rovira i Virgili, Catalunya, España. Ing. Agrónomo y Lic. en Nutrición por la Universidad de Guadalajara (UDG), México. Profesora de la Lic. en Nutrición y en los posgrados de Psicología con orientación en Calidad de Vida y Salud y representante del Cuerpo Académico-1051 del Centro Universitario del Sur de la UDG. Correo electrónico: patriciau@cusur.udg.mx
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