Journal de Ciencias Sociales Año 10 N° 19
ISSN 2362-194X  

 

El espacio público en las ciudades postsoviéticas y el
legado socialista en ellas

Nicolás Font1

Lía Rodriguez de la Vega2
Universidad de Palermo

Ensayo

Material original autorizado para su primera publicación en Journal de Ciencias Sociales, Revista Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo.

Recepción: 22-10-2022

Aceptación: 28-10-2022

 

Resumen: El presente ensayo intenta servir como un estado de la cuestión sobre el impacto del legado socialista en la dinámica espacial de las ciudades postsoviéticas, especialmente considerando su espacio público. Para ello aborda  diversos trabajos académicos que han estudiado las dinámicas espaciales de la transición de las ciudades del ámbito soviético al momento postsoviético, transitando por diversos elementos identificados por distintos autores, tales como la globalización, la dinámica del mercado, el consumismo en la población de estas ciudades, etc., así como su relación con emergentes del pasado socialista, a saber, la reacción frente a distintos símbolos de esa época, espacios públicos de memoria, etc. Dichos elementos se corresponden con imaginarios relacionales con ese pasado reciente, renarrativizándolo con perspectivas a veces negativas y a veces positivas. El alcance de dichas narrativas se traduce en las dinámicas de los espacios públicos, que a veces se corresponden con el abandono de lugares, o por el contrario su cuidado y mejora, el cambio rotundo de los mismos (como por ejemplo el reflejado en la relocalización de monumentos, entre otros), etc. Se concluye que ese legado socialista podría ser superado en algún momento, sin embargo, podría también continuar nutriendo la construcción del espacio social del mundo postsocialista, en general, como hasta ahora.

Palabras clave: legado socialista; espacio público; entorno postsocialista; identidad(es).

 

Public space in post-Soviet cities and the socialist legacy in them

Abstract: This essay attempts to serve as a state of the art of the impact of the socialist legacy on the spatial dynamics of post-Soviet cities, especially considering their public space. To this end, it addresses various academic works that have studied the spatial dynamics of the transition of cities from the Soviet sphere to the post-Soviet moment, passing through various elements identified by different authors, such as globalization, market dynamics, consumerism in the population of these cities, etc., as well as their relationship with those emerging from the socialist past, namely, the reaction to different symbols of that time, public spaces of memory, etc. These elements correspond to relational imaginaries with that recent past, re narrating it with sometimes negative and sometimes positive perspectives.  The scope of these narratives translates into the dynamics of public spaces, which sometimes correspond to the abandonment of places, or on the contrary their care and improvement, their resounding change (such as that reflected in the change of place of monuments, among others), etc. It is concluded that this socialist legacy could be overcome at some point, however, it could also continue to nurture the construction of the social space of the post-socialist world in general, as it happened so far.

Keywords: socialist legacy; public space; post-socialist environment; identity(ies).

 

1.Introducción

En el marco del proceso de globalización, entendido aquí como un proceso que sucede al de la mundialización y que resulta de la confluencia de diversos factores, situándose su inicio hacia las décadas del ‘70/80 del siglo XX, caracterizado por la ubicuidad, la instantaneidad y una creciente interdependencia (Del Arenal Moyúa, 2008), se observa una revisión de los cambios espaciales producidos en su contexto, particularmente en torno del espacio público.

En tal sentido, Gamboa Samper (2003) apunta que el espacio público es un concepto urbano, porque ha estado/está asociado con la ciudad, donde surgió y ello es así porque es el espacio el que posibilita tanto el encuentro como el intercambio, actividades desarrolladas dentro de un grupo social. De manera que puede asumirse que el espacio público, el espacio colectivo, es el más importante en el ámbito urbano. Agrega que los cambios históricos se han reflejado en la constitución del medio urbano y de su correspondiente espacio público.

Para Vargas Vargas (2017), el espacio público,

constituye un lugar de encuentro, de desarrollo de identidad y de pertenencia en todas las escalas —barrio, ciudad, región y país—, así como de expresión de diversidad cultural, generacional y social. (…) En estos espacios no es necesario pagar, no se obliga a comprar o consumir, se circula a toda hora y todos los días. Es un lugar creado por muchas generaciones, que ha evolucionado adaptándose a distintos usos y épocas. (p. 76)

 

En un sentido similar, Segovia y Dascal (2000), apuntan que los espacios públicos son fundamentalmente lugares donde se expresa y se ejerce el poder, en los que la participación permite la construcción de ciudadanía, al tiempo que González Foutel (2013) señala que “los espacios públicos son por naturaleza espacios políticos” (p. 7), vinculando la acción colectiva a ellos.  

Así, numerosa bibliografía ha estudiado y estudia el modo como la transición política de países (con reflejo en sus regiones, ciudades, etc.), que pertenecían a la disuelta Unión Soviética se proyecta en el espacio público de los mismos. Esos trabajos hacen hincapié en distintos elementos como la globalización misma y elementos asociados a ella, tales como el avance del mercado, el consumo como práctica ya instalada en la población de estos países, etc., mientras se aportan diversas observaciones acerca del legado soviético en esta otra construcción identitaria. Se identifican las modalidades organizativas espaciales soviéticas y se señala lo acaecido en el espacio público postsoviético, con diversas perspectivas sobre tal legado. 

Al respecto, sostenemos que si bien se observa una transición desde el modelo soviético de ciudad a otro modelo donde los espacios públicos cobran otras dinámicas, es oportuno considerar la posibilidad de que ese legado socialista no “se supere” sino que continúe retroalimentando la construcción del espacio social de las ciudades y el entorno postsocialista en general.

 

2. Argumentación/revisión de estudios abordados sobre la temática

Entre los distintos autores que abordan la temática, Goodrich Lehmann y Ruble (1997) describen la percepción que poseen los ciudadanos de la ciudad rusa de Yaroslavl acerca del desarrollo urbano de su propia ciudad y de la estructura de las zonas residenciales. Este trabajo se llevó a cabo en la década del ‘90, en un contexto de transición entre la caída de la Unión Soviética y los primeros años del estado ruso actual, plasmando el cambio de la percepción del desarrollo urbano desde un modelo de ciudad soviética y socialista a uno más de carácter occidental u europeo. Ello evidencia una dicotomía: lo europeo u occidental, vinculado a lo moderno y vanguardista y lo soviético o socialista relacionado con el pasado y percibido como atraso, por la sociedad de Yaroslavl.

Bocharov y Sirenko (1998) analizan el rol de los espacios públicos de la ciudad de Moscú en la formación de la sociedad civil rusa. Se describen las dificultades que tiene la población para realizar demostraciones públicas ya que, aquellos lugares estratégicos cerca de edificios públicos, no se encuentran preparados para albergar a los manifestantes y el gobierno ejerce un férreo control sobre las concentraciones sociales. Además, se realiza un recorrido histórico, desde la fundación del estado ruso moderno, sobre las principales manifestaciones populares que se llevaron a cabo y los problemas que debieron afrontar y una comparación con las principales democracias del mundo. El trabajo concluye resaltando la importancia de los espacios públicos alrededor del mundo, que son utilizados por las sociedades civiles para manifestarse y defender sus intereses, al tiempo que se advierte la necesidad de que la ciudad de Moscú sea más tolerante con la sociedad civil que desea manifestarse.

Forest y Johnson (2002) abordan la coyuntura crítica en la historia de Rusia desde 1991 hasta 1999, en el contexto en el cual las élites políticas rivales tuvieron la mayor oportunidad de desarrollarse y buscar imponer sus visiones de la identidad nacional rusa en el paisaje simbólico de Moscú. Su trabajo de campo en Moscú en julio-agosto de 1999 y julio de 2001, recopiló documentos de archivo en lengua rusa, artículos de periódicos y libros, desarrollando también observación de campo, exposiciones de museo, entrevistas y encuestas administradas a hablantes de ruso, visitantes en sitios de monumentos seleccionados. Se centraron en tres lugares de memoria destacados en la ciudad de Moscú: el Parque Victoria, el Mausoleo de Lenin y la Exposición de los Logros de la Economía Nacional, incluyendo también el Parque de Arte (Park Isskustv), que exhibió numerosas estatuas de la era soviética fuera de la Casa Central de Artistas.  Concluyen que la identidad rusa durante esta coyuntura crítica (1991 – 1999), implicó el desenredo selectivo del tejido de la "nación" soviética y una serie de facciones políticas competidoras recreó el estilo de los zaristas y del Estados soviético, construyendo monumentos grandiosos, que enfatizaban símbolos iconográficos, destacando las concepciones étnicas e imperiales de la identidad rusa, reinterpretando gran parte de la historia soviética; y de acuerdo a los autores, su fracaso en romper con el pasado soviético, legitimó los esfuerzos posteriores del presidente Putin sobre la historia soviética para sus propios fines políticos.

Engel (2006) señala que, con la disolución de la Unión Soviética, los determinantes del urbanismo en los países del antiguo bloque se modificaron dando lugar a complejos procesos de transformación. Su trabajo explora los problemas tanto socio-económicos como funcionales del espacio público en las nuevas ciudades de la Unión Soviética, con especial referencia a las 'Ciudades Azules', red de asentamientos industriales construidos desde la década de 1950 hasta la de 1980 para la explotación de los recursos naturales de Siberia, con especial atención a los casos de las ciudades de Angarsk Sajansk y Ust-Ilimsk- ambas localizadas dentro de los limites del Oblast siberiano de Irkutsk-, siguiendo luego su derrotero en la época postsoviética. Concluye que el colapso de la Unión Soviética, el fin del socialismo de Estado y los consiguientes nuevos desafíos han tenido profundas consecuencias estructurales sociopolíticas y espaciales, con efectos aún más graves en el caso de los llamados pueblos y ciudades nuevos, donde el carácter cerrado que presenta su trazado planificado deja muy poco margen para la diferenciación del estilo de vida individual.

Por su parte, Stanilov (2007) aborda la cuestión de la democracia, el espacio público y el mercado en las sociedades transicionales de Europa Central y Europa del Este. Tras describir el espacio público en la época soviética y post-soviética, concluye que la naturaleza de ese espacio en la ciudad post-socialista se ha alterado de manera significativa durante el período de transición y que las características básicas del mismo han experimentado una amplia revisión como resultado de dos procesos interrelacionados: a) fuerzas internas que evidencian la ineficiencia en la asignación de tierras, heredada del régimen socialista y el ajuste de la estructura espacial de la ciudad a las exigencias del nuevo sistema socioeconómico y b) los desarrollos de la globalización e innovaciones tecnológicas extendidos a la mayoría del mundo. El nuevo patrón emergente de espacio público se concentró en el centro de la ciudad (con una privatización creciente de esos espacios, sin preocupación del valor anterior de lo público), al tiempo que lugares comerciales cuasi públicos aparecieron hacia la periferia. El contenido del espacio público se modificó y el proceso de privatización del espacio público impactó la forma en que la gente se mueve por la ciudad y en la calidad del dominio público.

Aksenov (2011) apunta que la transformación social post-socialista tiene en el proceso de privatización uno de sus mayores elementos impulsores, expresado en los últimos veinte años, en la megalópolis, en cambios en la accesibilidad del espacio público, etc. Su estudio, que aborda la situación en San Petersburgo mediante un trabajo descriptivo apoyado en fuentes primarias, secundarias y recursos gráficos- principalmente planos urbanos y gráficos estadísticos, señala el avance de aquellos propietarios urbanos que buscan aislar a los extraños. En ese marco, señala diferencias significativas en la tasa de denegación de acceso a diferentes tipos de áreas residenciales de la ciudad, determinando los participantes en ese proceso y sus motivos. Sostiene que dos procesos espaciales divergentes coexisten en el moderno San Petersburgo: una contracción y una expansión del espacio disponible para el público, ambos resultados de los mecanismos de mercado y el proceso de privatización. El proceso de contracción (relativo al acceso no autorizado) prevalece en todos los tipos de desarrollos residenciales. Los procesos de expansión ofrecen resistencia a la contracción en espacios residenciales públicos disponibles solamente en algunas pocas áreas del centro histórico. Por lo demás, apunta que, en la mayor parte de los casos, el cerramiento del espacio del patio interior y adyacente es iniciado por la propia organización de inquilinos, señalando que, en el contexto de la ausencia de regulaciones administrativas y legales del proceso, este parece haberse convertido en el mayor ejemplo de auto-organización civil apolítica de ciudadanos desde el período de la perestroika.

Myhrberg (2011) aborda quién trabaja con el patrimonio comunista en Albania, qué constituye el patrimonio del período comunista (1945-1991), cómo este patrimonio se debate, valora y maneja en el país y si la herencia del período comunista es una herencia deseada o no en la actualidad. Su trabajo, de perspectiva cualitativa, se apoya en entrevistas a profesionales del patrimonio realizadas durante dos meses en Tirana, Albania en el otoño de 2010. Sostiene que el régimen comunista de Albania utilizó la planificación urbana y la arquitectura para demostrar y fortalecer su poder, de manera que todos los aspectos del paisaje y las ciudades de Albania se vieron afectados por la ideología. Muerto el dictador, Enver Hoxha, en 1985, se levantó un edificio en forma de pirámide como un museo para él, en el centro de Tirana; pero en 2010, el gobierno albanés decidió demolerlo para deshacerse de los recuerdos de Hoxha y construir un nuevo edificio del parlamento en su lugar, demostrando el poder del régimen actual. Concluye que esa decisión intensificó un debate en Albania sobre la herencia comunista; mientras el gobierno argumenta que la pirámide es un patrimonio, los informantes de este estudio buscan preservar la pirámide y otros edificios del período comunista como recordatorios de una era importante en la historia de Albania, para el conocimiento de las generaciones futuras y atendiendo a los valores arquitectónicos, estéticos y sociales relacionados a esos edificios. Por otro lado, la sociedad albanesa carece de experiencia, rutinas y regulaciones para la gestión de este patrimonio, por lo que la protección del mismo depende de individuos. La gestión de este patrimonio se ve obstaculizada aún más por instituciones estatales débiles, corrupción, falta de interés por el espacio público entre los ciudadanos y el clima político en Albania.

Zhelnina (2013a) en un estudio de perspectiva cualitativa, analiza los desarrollos post-socialistas del espacio público urbano (denominado en los documentos oficiales “espacios urbanos abiertos”) en la ciudad de San Petersburgo, Rusia (anteriormente Leningrado hasta que su nombre le fue devuelto en 1991), centro urbano que por un lado es un centro histórico protegido por el estatus de Patrimonio Mundial de la UNESCO y al mismo tiempo confluye con el legado soviético de falta de participación pública. Analiza dos conceptos de espacio urbano representados en el discurso público: a) el concepto de "ciudad museo" (que requiere del respeto y restricción de los “visitantes”, más asociado al centro de la ciudad como un símbolo visual, en el marco del modelo soviético) y b) el de "ciudad para las personas" (que atiende a la libre comunicación e interacción de las personas). La autora concluye que el conflicto de interpretaciones sobre el espacio público representa el conflicto de los diversos modos de pertenecer a la ciudad y apunta que los espacios públicos existen, aunque no como valor y derecho de los ciudadanos. Utiliza el contexto histórico de la transformación (el paso del período soviético a la época post-socialista) para explicar el debate actual y las dificultades que se registran para la construcción de un modelo inclusivo de espacio público en esta ciudad.

Zhelnina (2013b), en un abordaje de perspectiva cualitativa, apunta que, en diciembre de 2011, tras las elecciones parlamentarias, la población rusa salió a las principales calles y plazas de las grandes ciudades para protestar contra el fraude, protestas que implicaron nuevas modalidades de las mismas mediante la ocupación de áreas públicas, con personas de otras ciudades llegando a Moscú para participar de las protestas. Aún cuando la protesta fue de importancia, se identificó más con sectores urbanos (“urbanistas enojados") que con sectores de la zona rural o de ciudades más pequeñas, trayendo a la discusión la cuestión de los espacios urbanos abiertos y las oportunidades y limitaciones de los habitantes para su uso (de hecho, se dio una legislación aprobada por la Duma, en junio de 2012, que limitaba la organización de acciones en espacios urbanos abiertos). Así, puede decirse que las protestas dieron lugar a una reinterpretación significativa del rol de del espacio urbano como espacio para la vida pública y el consecuente cambio del concepto de espacio público. Discute las características "urbanas" específicas de las protestas, contextualizando las mismas en un marco mayor de movimientos “Occupy” y analiza el rol del derecho a la ciudad. Aborda cuestiones relativas a la diferencia entre el espacio público urbano socialista, post-socialista y del nuevo modelo ruso de urbanismo y si la protesta rusa fue parte de un episodio global de contención. Discute con una serie de observaciones y nuevos interrogantes en el campo de estudio y concluye que, debido a la violenta respuesta de carácter represivo por parte de las autoridades estatales, los medios de comunicación, los blogueros y la sociedad civil en general, descubrieron que los ciudadanos no tienen libertad para acceder y utilizar las plazas urbanas, con su derecho a la expresión pública limitado, al tiempo que la "falta" de espacios urbanos para la comunicación cara a cara que es reemplazada por las redes sociales en línea.

Lagodina (2013) trata los principales problemas que presentan los espacios públicos rusos, teniendo en cuenta tanto las tendencias locales como globales, enfocado en el lugar que ocupan en el tejido de la ciudad moderna. La justificación del tema radica en que el planeamiento urbano y su administración van ganando cada vez más relevancia en la actualidad, y existe una necesidad cada vez mayor para desarrollar un nuevo enfoque en la organización de los espacios para solucionar sus problemas. Entre las principales dificultades que el autor identifica que empeoran con el paso del tiempo se encuentran: falta de un desarrollo territorial integrado, el dominio de un nuevo tipo de arquitectura- construcciones minimalistas relacionadas con centros comerciales-, depresión y criminalidad en zonas residenciales y problemas estructurales en la infraestructura urbana. Además, el autor tiene en cuenta el legado de la planificación urbana soviética en los espacios públicos modernos rusos. Los espacios públicos más característicos eran grandes plazas y parques, destinados para encuentros y demostraciones festivas de los trabajadores, que perdieron su relevancia ideológica, utilitaria y visual en el contexto moderno. Como propuesta el autor sostiene que, a la hora de organizar y desarrollar espacios públicos, se tenga en cuenta las necesidades de los vecinos mediante un planeamiento cultural, que incluiría: a) mapeo cultural- auditoría de recursos y necesidades culturales- y b) formación del plan y de su aprobación.

Hirt (2013) aborda los espacios públicos y privados de la ciudad soviética en un contexto de transición luego de la disolución de la Unión Soviética y el paso hacía una economía de mercado en los países de Europa del Este que se encontraban bajo la esfera de influencia soviética. Mediante una investigación con fuentes primarias y secundarias, análisis de datos, ilustraciones y teorías originales, explora el punto de vista humano de la construcción de ciudades en el espacio post soviético y la transformación del espacio público y el proceso de privatización que experimentaron. La autora observa que, desde la caída del Muro de Berlín en 1989, los muros han crecido exponencialmente separando a ricos de pobres, como también a otras etnias. Cabe destacar las características que se mencionan en el trabajo con respecto a la ciudad socialista y a la dimensión de lo público y privado: la población residente era más un colectivo humano que una comunidad; las respectivas áreas dentro de la ciudad no eran lugares creados por las comunidades ya que el lugar de residencia de la población fue en muchos casos más una consecuencia de la asignación que una elección, etc. El trabajo, en una primera parte, analiza los conceptos de espacio público, privado y las características generales que presenta una ciudad post soviética, y en una segunda, analiza los casos puntuales de la ciudad de Sofía, Bulgaria y del funcionamiento de los barrios cerrados. A pesar de enfocarse en el caso puntual de la capital búlgara, se reflejan procesos de índole universal: el creciente cerramiento social y funcional dentro de los muros en nombre de la seguridad, el bienestar y la homogeneidad. Finalmente, realiza una declaración general sobre cuestiones de urbanismo en Europa y otras partes del mundo, al tiempo que destaca las complejas conexiones entre los valores culturales y las formas urbanas.

Light y Young (2013) señalan que el fin del socialismo de Estado produjo complejos procesos de cambio urbano en Europa Central y Oriental, incluida la remodelación de las identidades urbanas y los paisajes culturales urbanos en las ciudades postsocialistas. La eliminación y el cambio de nombre de elementos del entorno construido y las formas simbólicas que lo acompañan se consideraron emblemáticos del cambio del sistema político y social propio de ese momento. El trabajo no niega la importancia de estos procesos, pero sostiene que otros análisis exageran el grado y la velocidad del cambio en el entorno construido y el paisaje cultural durante la transformación del socialismo de estado al postsocialismo. De manera particular, enfatizan la importancia de la persistencia de elementos de los paisajes culturales de las 'ciudades socialistas', después de 1989, a través de un estudio de tres de esos elementos en Bucarest, Rumania (“Circos del Hambre/Circurile foamei; el Centro Cívico de la ciudad y el Mausoleo Comunista, Parque Carl). Concluyen identificando en el caso del entorno construido de Bucarest, una serie de espacios socialistas "sobrantes", que persistieron durante un tiempo significativo en el paisaje urbano después de 1989, antes de que fueran alterados. Posteriormente, estos espacios sufrieron diversos cambios (remoción, cambio de nombre, nueva dedicación o reutilización). Sin embargo, también se identificaron espacios que tenían una vida como espacios "liminales", o que eran simplemente abandonados y marginados, y que persisten en el paisaje cultural urbano actual. Tales paisajes sobrantes son más comunes de lo que se supone a menudo.

Zhelnina (2014) aborda cómo afectaron las protestas de 2011-2012, contra el gobierno ruso, a la percepción del espacio público y su importancia simbólica para los manifestantes en su afán de reclamar y obtener poder político. El tema principal son los problemas existentes de los espacios públicos urbanos en el contexto de fuertes protestas sociales. También tiene relevancia la transformación progresiva del espacio post soviético, ya que la autora argumenta que en la Unión Soviética todo espacio urbano era público por defecto, al pertenecer al estado y él era el encargado de realizar y organizar las actividades públicas. Espacialmente se ubica en la ciudad de San Petersburgo, caracterizada por una creciente “europeización” en su fisonomía y habitantes y por sufrir una transformación en sus espacios públicos. Las influencias de la europeización se utilizan en el texto para explicar la transición post soviética: la idea europea de que la apropiación cotidiana del espacio público es un derecho de los ciudadanos, reemplaza al modelo soviético en el cual la vida privada y pública estaban estrictamente separadas. Para representar las percepciones del espacio público se llevaron a cabo análisis de medios de comunicaciones y documentos oficiales.  El trabajo concluye que los espacios públicos en la ciudad de San Petersburgo son producidos por lo que la gente hace en ellos, aunque no estén firmemente establecidos como un bien y como algo que los ciudadanos poseen por derecho. Por otra parte, se considera bienes comunes, de alto valor simbólico, a la imagen de la ciudad, su patrimonio cultural y sus vistas históricas.

Valiavicharska (2014) apunta que, en los últimos veinticinco años, los monumentos del socialismo han sufrido un severo abandono, aunque también han proporcionado terrenos abiertos sobre los cuales diferentes fuerzas políticas adoptaron formas de base para articular sus perspectivas entre sí y en torno de la historia socialista de Bulgaria. Así, aunque descartados, se convirtieron en lugares peculiares sin los cuales la vida política y cotidiana postsocialista resulta difícil de imaginar. Su trabajo se focaliza en dos monumentos particularmente controvertidos, de dos períodos distintos de la era socialista del país: el Monumento al ejército soviético de Plovdiv, o "Aliosha", de 1957, y el Monumento de Sofía a los 1300 años de Bulgaria, de 1981, realizando una reconstrucción histórica de su creación y una interpretación crítica de sus significados políticos y culturales bajo el socialismo y el postsocialismo. Concluye que esos micromundos abiertos y dinámicos continúan organizando la vida y el ocio de la comunidad de formas particulares, al tiempo que desafían la privatización del espacio público y los imperativos normativos del desarrollo urbano neoliberal en la ciudad postsocialista.

Kalyukin et al. (2015), en un estudio  de índole cualitativa, señalan que una vez disuelta la Unión Soviética, los espacios públicos en  la ciudad de Moscú y otras ciudades postsocialistas, tuvieron grandes transformaciones relacionadas a la adaptación a la economía de mercado y evidenciadas en procesos de privatización y comercialización, aunque más recientemente, tales procesos se vieron eclipsados por una "segunda generación ”de cambio postsocialista que supuso la refundición del concepto de  público y espacio público. Analizan esas transformaciones en la ciudad de Moscú, a través de un estudio de caso de la reconstrucción de uno de los principales parques de la ciudad: el Parque Gorky, emblema de la planificación urbana soviética. Concluyen que, aunque se apela a diversas ideas tales como las de bien público, apertura y habitabilidad, la reconstrucción del parque implica la producción de un espacio urbano que es socialmente divisivo y prioriza el consumismo por sobre otras opciones como la de una vida pública diversa.

Dushkova et al. (2016) señalan que los espacios verdes urbanos han sido subestimados en gran medida como una perspectiva de entornos saludables en muchos países post-socialistas y recuerdan que, en la Unión Soviética, el espacio verde en las ciudades formaba parte de la planificación urbana, aunque lo era más como una proclamación. Durante la transformación postsocialista, la reestructuración económica dejó de lado el debate tanto acerca de la naturaleza urbana como de la ecologización, pero, en los últimos años, se evidencia una transformación en ese sentido, la de la valoración de la naturaleza urbana en torno a la calidad residencial y el bienestar personal. Con ese marco dado, los autores analizan el desarrollo y las características de los espacios verdes urbanos en Arkhangelsk, Rusia, que históricamente poseía pocos parques y tras la Segunda Guerra Mundial vio el establecimiento de la Sociedad Rusa para la promoción y protección del plantado urbano verde, que devino un importante movimiento ambientalista. Concluyen que, a pesar de la liberalización e internacionalización de valores y prácticas de consumo, prevalecen las principales funciones de las áreas verdes, desarrolladas en la Unión Soviética (inspiración estética, saneamiento, espacio para encuentros, recreación) aunque los vectores se han modificado, en cuanto la función de los espacios urbanos verdes ha sido reconceptualizada, con la idea de que son espacios para los sujetos locales, sus deseos y necesidades básicas.

Schroeder (2016) realiza un trabajo descriptivo e introductorio acerca de los espacios urbanos y estilos de vida en Asia Central. Concretamente el caso de estudio de esta publicación antropológica y etnográfica se centra en ciudades-Aktobe, Dushanbe, Khujand y Bishkek, ubicadas en Kirguistán, Tayikistán y Kazajistán, ex repúblicas pertenecientes a la Unión Soviética. Entre las razones de su selección se encuentran el desarrollo urbano que estas ciudades han experimentado y la falta de estudios sobre la región en lo que respecta a este tema. Entre los espacios públicos analizados, se hace referencia a todos los niveles de las jerarquías espaciales de privacidad o intimidad, es decir que no sólo se limita a los bazares, parques y transportes públicos, sino también a jardines de comunidades barriales y espacios comunes dentro de complejos de apartamentos. Con una atención etnográfica a las complejidades de la vida urbana, investiga la producción social de espacios en conjunto con patrones de encuentros cotidianos, consumo, identificaciones y narraciones. Concluye que los relatos etnográficos reunidos documentan nuevos matices en la evolución del tejido urbano postsocialista y señala que ulteriores trabajos sobre la dinámica de la creación de lugares urbanos en Asia Central y más allá se beneficiarían de expandir su objetivo y visión más allá de la dimensión socioespacial para incluir las temporalidades más complejas, de acelerar y disipar microrutinas y rutas diarias a través de la ciudad.

Mamyan et al. (2016) enfoca su trabajo en la evolución de los espacios públicos abiertos en el sector histórico de la ciudad de Ereván, capital de la ex República Socialista Soviética de Armenia. Se estudia y evalúa el papel de los espacios públicos urbanos, como también su organización adecuada, siguiendo lineamientos y perspectivas arquitectónicas. Entre las justificaciones del trabajo se encuentran la reciente atención, por parte de autoridades y académicos, en el desarrollo del casco histórico de la ciudad, con el fin de contribuir al desarrollo de la industria del turismo. En una primera parte, realizan una distinción y conceptualización de espacios públicos abiertos y el entorno o casco histórico urbano, luego plantean un recorrido histórico y análisis de los espacios públicos abiertos, localizados en las zonas históricas.  Concluyen que el entorno urbano va más allá de los monumentos, tomando en cuenta que la reciente transformación de la ciudad ha cambiado la imagen histórica que posee la misma. Por ello, recomiendan la posible preservación o renovación de un entorno complementario para el monumento, un entorno que es un espacio público abierto, un entorno que no es un monumento en sí mismo, pero que 'habla' del monumento, conduce a él.

Lebedeva (2017) considera las nociones básicas del espacio público- entendido como ágora o escenario social- recorre su evolución y describe su rol en la estructura social urbana. Analiza las características del espacio público de las ciudades soviéticas (equidad espacial en la distribución de las unidades de consumo público, zonificación rígida del uso del suelo, racionalización del flujo de tráfico, etc.) y los cambios de la época post-soviética (cambios ideológicos, económicos y sociales). Explora la estructura del espacio público de las ciudades post-soviéticas, abordando un estudio empírico del mismo, utilizado por los estudiantes de Minsk, capital de Bielorrusia. Entre las razones principales para la elección de este grupo de personas se encuentran: el activo consumo del espacio público por parte de los estudiantes y el encontrarse en el proceso de crear nuevos círculos sociales.  Señala tres tipos de lugares públicos (“lugar cotidiano”, “tercer lugar” y “lugar extraño”) y apunta que desde su perspectiva, la especificidad del espacio público de las ciudades postsoviéticas se caracteriza por lo siguiente: a) la continuidad de las características soviéticas, b) la expresión de las características de la “ciudad capitalista” (orientación preferente del espacio público sobre las prácticas de consumo), c) una “sociabilidad” débil del espacio público urbano (tendencia a la segregación social y la individualización del espacio público). La autora concluye que los resultados del trabajo confirmaron en gran medida las hipótesis existentes sobre el predominio de las actitudes subjetivas-consumidoras hacia el espacio público, que paulatinamente pierde su contenido social, pasando de una plataforma de interacción a un "hábitat físico" de los ciudadanos donde consumen bienes.

Belcheva (2017) señala que, tras la caída de los regímenes comunistas en Europa, uno de los primeros impulsos consistió en derribar las estatuas o des-santificarlas, pintándolas con graffiti. Este impulso fue sofocado tarde o temprano y en la mayoría de los casos eso se logró sacando los monumentos del espacio público y reubicándolos en lo que comúnmente se define como “cementerios escultóricos”. Sea una solución temporal o museos permanentes al aire libre, ello resulta uno de los nuevos fenómenos en las prácticas de los museos en el centro y este de Europa, en las últimas dos décadas. La autora aborda la práctica y el código lingüístico detrás de ella, en la búsqueda de dar una imagen amplia del problema contemporáneo de la conservación de los monumentos del socialismo en los museos, a través de la examinación de las diferencias que esos museos al aire libre representan en sus prácticas museísticas, la cuestión de los recuerdos del pasado reciente y los conflictos derivados de ellos, así como la intención detrás del uso común del término "cementerio”. Sostiene que la idea de un cementerio es la de enterrar, opuesta a la del patrimonio y la conservación de la memoria, de manera que la inauguración de los parques-museos de esculturas podría formar parte de lo que Young definió como un intento de olvidar.

Vasileva y Kaleva (2017) sostiene que la arquitectura socialista búlgara, especialmente sus monumentos, se hicieron objeto de diversas acciones informales, debates e intervenciones que provocan a su vez reacciones sociales continuas e inspiran noticias. Parece que esos monumentos tienen un potencial infinito para dividir a la gente. En su estudio y reflexiones aborda dos monumentos: el Monumento a los 1300 años de Bulgaria, en Sofia y el Monumento de “Fundadores del Estado de Bulgaria”, en Shumen, describiendo la historia de ambos y reflejando la percepción pública sobre los mismos. Concluyen que las autoridades comunistas construyeron su identidad en relación a la memoria en un esfuerzo de autolegitimación, con sitios de memoria, transformados en espacios públicos de la historia diseñados para controlar el pasado, con una identidad resultante que no sólo consolidó el régimen, sino también la nación entera, al tiempo que fue utilizada por la cultura socialista búlgara como una respuesta apropiada al universalismo global. Los monumentos socialistas representan el patrimonio disonante, que genera tensiones y enfrentamientos sociales y en el presente, los monumentos tienen aún mayor importancia social como los guardianes de esa memoria pública disonante, mientras que su apreciación pública refleja diferentes procesos postotalitarios en la sociedad postsocialista búlgara.

Kuzmina (2018) señala que la ciudad de Moscú ha estado en permanente transición desde la disolución de la Unión Soviética, deviniendo el mayor centro metropolitano de Europa en la actualidad, con 12 millones de habitantes y una de las ciudades globales de más rápido desarrollo. La autora busca interpelar la narrativa relativa a la renovación urbana de la ciudad, analizando tres lugares públicos que han sido redesarrollados o creados recientemente, bajo las reformas del entonces alcalde, Sergei Sobyanin (el Parque Gorky, la Plaza Triumfalnaya y el nuevo Parque Zaryadye Park), lugares que ocupan espacios prominentes desde el periodo soviético y han sido re-etiquetados como símbolos de una ciudad orientada hacia los ciudadanos. El contexto del trabajo se ubica en una Rusia estable en transición luego de un periodo turbulento de inestabilidad de la década de los noventa, con la consolidación de la figura política y liderazgo de Vladimir Putin, aunque con ciertos focos de descontento social, principalmente en los años 2011- 2012. Examinando fuentes rusas y encuestas, concluye que el proceso de renovación de cada espacio está asociado a un esfuerzo legítimo de las autoridades de la ciudad en la búsqueda de satisfacer la demanda pública de una ciudad mejorada, aunque el legado de gestión soviético y la reticencia pública a un espacio urbano apropiado, obstaculizan la participación a gran escala de los residentes de la ciudad en la transformación de la misma.

Bitusikova (2018) aborda la construcción, reconstrucción, reubicación y remoción de monumentos y memoriales en el marco del desarrollo urbano postsocialista en Eslovaquia, ilustrando el tema con ejemplos de la ciudad de Banská Bystrica. Se trata de un trabajo etnográfico, de perspectiva cualitativa, con entrevista a participantes y representantes de la ciudad y observación participante.  Concluye que la lucha por la memoria y la identidad en la ciudad de su estudio es similar a la de otras ciudades postsocialistas de Europa central, oriental y sudoriental. La reinterpretación postsocialista del pasado confronta especialmente con el legado del comunismo y esa contienda se produce sobre el espacio urbano y sus representaciones. En ese contexto, diversas narrativas utilizan la memoria y la identidad como herramientas para ganar propiedad simbólica sobre ciertas partes de la historia. En el caso de Banská Bystrica, el traslado y la reubicación de monumentos y memoriales "no deseados" aparece como la estrategia más común, menos devastadora que la destrucción total de símbolos antiguos.

Golovátina-Mora et al. (2018) analizan la participación cívica en tres ciudades postsocialistas: Ekaterimburgo, Rusia; Lublin, Polonia; y Pilsen, República Checa. La confluencia conceptual de pensamiento nómada y el concepto de ciudad posmediática de Guattari constituyen la perspectiva adoptada, que consideran contribuye a repensar las posibilidades de desarrollo social urbano y global, sociedades más justas e inclusivas, y la evaluación y alteración de sistemas jerárquicos pasados y recientes. Su trabajo de campo, de perspectiva cualitativa, utilizó entrevistas y testimonios de activistas urbanos. Los participantes de los proyectos tenían como objetivo recuperar los espacios públicos urbanos y reivindicar “el derecho a la ciudad”. Concluyen que las elecciones deliberadas y los ejemplos de estas tres ciudades muestran una demanda similar para el reconocimiento de las voces individuales y las necesidades de los ciudadanos y su inclusión en los procesos de planificación urbana donde la organización horizontal y el autogobierno propician un cambio radical y duradero. Las campañas y proyectos considerados demuestran cómo la ciudad post-media y las comprensiones más ortodoxas del espacio de la ciudad, pueden funcionar como relaciones simbióticas.

Martinez (2018) aborda el ámbito del legado soviético en Estonia. Señala que su trabajo de campo etnográfico traza imaginarios relacionales al pasado reciente, contando historias sobre la degradación del mundo soviético, a pesar de la herencia de sus prácticas, construcciones materiales e ideas. Atiende a cómo el olvido está inscrito en los paisajes históricos y construidos en varias formas. A través de un compromiso crítico con la cultura material contemporánea en Estonia, el estudio demuestra que los procesos postsocialistas han implicado una renarrativización negativa del mundo soviético. Sostiene que no sólo el olvido, sino también las memorias en sí implican un descuido de la evidencia material que recuerda un pasado que ahora se considera indeseable, sin embargo, deshacerse de algo no concluye con la eliminación, en la medida en que lo eliminado no necesariamente es olvidado. Aquello que es descuidado puede incluso afectar posteriormente a la organización social con presencias persistentes y ausencias inquietantes. Concluye que desde el inicio del proceso postsocialista, los cambios desarrollados se apoyaron en una tensión entre la conservación y el cambio. Además, el deterioro conservado de la herencia socialista no ha sido solamente organizado en el presente como fuente de legitimación, sino también dirigido hacia el futuro para inducir la desaparición de lo que queda atrás y eso parece problemático. En consecuencia, resulta relevante atender a cómo el funcionamiento del postsocialismo podría influir en lo que viene a continuación, al tiempo que explorar cómo sería posible localizar al post-postsocialismo en la Estonia contemporánea.

Rusu y Croitoru (2021) señalan que, tras la desaparición del socialismo de Estado, el espacio público se convirtió en un tema de controversia. Diversos estudios documentan el modo como las sociedades poscomunistas en Europa Central y Oriental reconfiguraron el espacio público al eliminar la presencia simbólica del régimen anterior. Sin embargo, existe una escasez de estudios que exploren la recepción de estos cambios introducidos en la nomenclatura estatuaria pública y urbana. En su estudio, buscan contribuir mediante la investigación de las diferencias generacionales en las actitudes sociales hacia la transformación simbólica del espacio público en la Rumanía poscomunista. Los datos utilizados fueron recopilados por medio de una encuesta web nacional realizada en febrero de 2021 (n = 1156). Concluyen que existen diferencias intergeneracionales significativas con respecto a la eliminación de monumentos y el cambio de nombre de las calles. En particular, a pesar de la nostalgia generalizada después del período comunista reportada en varias encuestas sociológicas, se encontró una mayor aprobación de tal trabajo de memoria entre las generaciones nacidas durante el comunismo en comparación con la generación poscomunista. Este resultado puede fundamentar una crítica de la tesis prevalente de la nostalgia comunista y señalar que la gente puede no sentir nostalgia por el régimen político, sino por su propia juventud irrecuperable. Si este fuera el caso, se trataría de un error de categoría, que confunde la nostalgia política expresada después del régimen comunista con la nostalgia biográfica sobre el pasado individual y social de las personas bajo ese régimen. Por el contrario, los jóvenes, que conforman la generación poscomunista de la "postmemoria", apoyan menos los cambios en el panorama conmemorativo.

En el marco de la transición experimentada por las ciudades postsoviéticas, que encuentra precisamente en el ámbito urbano un escenario privilegiado, que da cuenta de la misma, Font (2022) aborda las opiniones de los residentes de Roshal, ciudad del Oblast Moscú (Rusia), acerca de las características del espacio público, considerando las dimensiones social y cultural, atendiendo a la perspectiva del interaccionismo simbólico y los planteos que sobre el espacio realiza Lefebvre. La ciudad de Roshal, fundada en 1916 como el asentamiento “Krestov Brod”, renombrada en 1917, en honor al revolucionario bolchevique Semyon Grigorievich Roshal, obtuvo el estatus de ciudad de subordinación regional en 1940 y cuenta actualmente con menos de 25.000 habitantes, siendo considerada una ciudad pequeña, de acuerdo al ordenamiento interno ruso, sobre las cuales no abundan estudios en este sentido. La ciudad se destacó por su contribución el frente de lucha en el marco de la Gran Guerra Patria, a través de una fábrica de armamento, que posteriormente experimentaría un desarrollo de la industria química. En base a un abordaje de perspectiva cualitativa, que utilizó la observación y análisis de documentos y la realización de entrevistas semiestructuradas, concluye que la ciudad evidencia una dinámica de articulación entre diversos niveles de memoria, manifestada en distintos espacios públicos. Así, el espacio cultural se identifica con el centro de la ciudad, con especial énfasis en un edificio público ligado a la época soviética, la Casa de la Cultura, que a su vez remite a su antecedente, la Casa del Pueblo, resemantizada y revalorizada recientemente, en torno de una mejora edilicia y de sus jardines. En cuanto al espacio público vinculado a la naturaleza y la vida social, sumado al centro histórico, surge con fuerza la figura del parque de la ciudad, “Krestov Brod”, también relacionado a espacios anteriores que se vinculan a épocas pasadas del país y asociado al ocio, otras posibilidades de movilidad urbana y temporalidades específicas que dan cuenta de las frecuencias personales/grupales de acceso y uso. Surge la existencia de una “geografía moral”, asociada al Monumento a los Caídos y su llama eterna, al mismo tiempo que una “geografía afectiva”, que permite deslindar las trayectorias personales y la simbología específica con que se inviste a diversos lugares por parte de la/os entrevistada/os. Se observa también la existencia de “vacíos urbanos” (Azevedo de Sousa, 2010), como zonas en desuso y abandonadas, que a pesar de no haber sido resemantizadas y caer en abandono, perviven en el contenido de la memoria colectiva.

 

3. Conclusiones

Como puede observarse, las dinámicas cambiantes de transición del espacio público soviético al postsoviético se manifiestan de diversas maneras en las diferentes ciudades del ex espacio soviético, en el marco del proceso de globalización. Algunos de esos elementos son coincidentes con los de las otras ciudades y otros responden a las singularidades de cada una. En ese marco, se considera una diversidad de elementos, tales como lo sucedido con monumentos propios de la era soviética, las dinámicas espaciales y su no preparación para el desarrollo de manifestaciones populares, las prácticas de consumo en las poblaciones consideradas, la existencia de “vacíos urbanos”, la tensión entre los distintos modelos de ciudad, la relación de esas espacialidades con la construcción de ciudadanía, etc.

Las nuevas dinámicas sociales dialogan así con una renarrativización de la época soviética, distintas maneras de relacionarse con ese legado, a veces asociadas a un abandono del mismo (a veces vinculándolo al atraso) y otras a la recuperación de momentos específicos de la propia vida, de valores como el patriotismo, el valor, etc.

Surgen así diversas posibilidades acerca del legado socialista en sí, en torno de que el mismo sea superado, aunque se considera conveniente también considerar la posibilidad de que ese legado continúe retroalimentando la construcción del espacio social de las ciudades postsocialistas y el entorno postsocialista en general porque, aunque se evidencia el desarrollo del cambio, también se evidencia que, al menos hasta ahora, la presencia del legado socialista en el espacio y la sociedad se modificó/modifica pero no desapareció.

 

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1. Magister en Ciencias Sociales, Universidad de Palermo, Argentina. Correo electrónico: nicolasfont93@gmail.com

 

2. Dra. en Relaciones Internacionales, Universidad de Palermo, Argentina. Docente en la Universidad de Palermo y en la Universidad Nacional de Chaco Austral, Argentina. Correo electrónico: liadelavega@hotmail.com

 

 

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