Journal de Ciencias Sociales Año 8 N° 15
ISSN 2362-194X  

La importancia de lo relacional para el empoderamiento en justicia y verdad en miembros de una organización de familiares de desaparecidos por la violencia política en el Perú1 2

Henry Raúl Guillén Zambrano3

Pontificia Universidad Católica del Perú

Artículo científico

Material original autorizado para su primera publicación en el Journal de Ciencias Sociales, Revista Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo.

Recepción: 09-09-2019

Aceptación: 31-08-2020

 

Resumen: El estudio analizó las relaciones entre la conectividad social, el crecimiento postraumático y el empoderamiento en la búsqueda de justicia y verdad en miembros de una organización de familiares de desaparecidos por la violencia política ocurrida en el Perú. Para este fin, se realizaron entrevistas a profundidad que buscaron tipificar a la justicia y verdad como meta de agencia y los funcionamientos logrados, la caracterización de las relaciones interpersonales al interior del colectivo y la identificación de cambios en el tiempo tras la experiencia de violencia. Los resultados revelaron cambios importantes en lo relacional, pasando de una valoración instrumental a una intrínseca respecto a la organización. Se identificaron también cambios en el crecimiento postraumático, a razón de los vínculos interpersonales y el procesamiento de lo vivido. Finalmente, se revelaron funcionamientos intermedios y finales sobre el dominio de justicia y verdad, siendo los primeros condicionantes del logro de los últimos y en donde lo interpersonal tuvo un valor especial pues facilitó el procesamiento del evento traumático y también el logro de la meta de justicia y verdad. Al respecto, el crecimiento postraumático cumpliría un rol intermediador, dada la particularidad del caso, entre lo relacional y el empoderamiento para lograr justicia y verdad.

Palabras clave: conectividad social, crecimiento postraumático, agencia y empoderamiento, justicia y verdad.

 

The importance of the relational for the empowerment in justice and truth in members of an organization of relatives of disappeared by political violence in Peru

Abstract: The study analyzed the relationships between social connectedness, posttraumatic growth and empowerment in the search for justice and truth in members of an organization of relatives of disappeared persons due to the political violence in Peru. For this end, in-depth interviews were done to tried to define justice and truth as an agency goal and the functionings achieved, the characterization of interpersonal relationships within the collective and the identification of changes in time after the experience of violence. The results revealed important changes in the relational field, going from an instrumental value to an intrinsic one respect to the organization. Changes in post-traumatic growth were also identified, because of interpersonal bonds and the processing of what was lived. Finally, intermediate and final functionings on the domain of justice and truth were revealed, being the first determinants of the achievement of the latter and where the interpersonal had a special value because it facilitated the processing of the traumatic event and also the achievement of the goal of justice and truth. In this regard, post-traumatic growth would play an intermediary role, given the particularity of the case, between the relational field and the empowerment to achieve justice and truth.

Keywords: social connectedness, post-traumatic growth, agency and empowerment, justice and truth.

  

1. Introducción

La violencia política (VP), referida al uso de la violencia como vía de lucha político-social para mantener, modificar o destruir el modelo estatal (Markez Alonso et al. 2009), genera diferentes impactos, sea en salud mental (Wessells y Kostelny, 2011; Holtz y Wagner, 2011) y/o a nivel económico y social (Mueller y Tobías, 2016).

En Perú, la violencia vivida entre 1980 y 2000 fue la de mayor impacto por cantidad de muertos, desaparecidos y secuelas (Comisión de la Verdad y Reconciliación [CVR], 2004). El total de víctimas fatales asciende a 69280 aproximadamente, siendo la mayoría peruanas y peruanos residentes de zonas rurales, de lengua materna distinta al castellano y que vivían en situación de pobreza (CVR, 2004), es decir, la violencia afectó más a quienes menos atendidos eran por el Estado, siendo la región de Ayacucho la más afectada, agrupando casi al 40% de víctimas (CVR, 2004). Se evidencian, además, impactos económicos, en salud física y mental (CVR, 2004; Kendall et al. 2006), educativos (Theidon, 1999), en los roles de género (Crisóstomo, 2014) y en el tejido social (CVR, 2004; Portocarrero, 2012).

Analizar estos impactos bajo el enfoque de capacidades (EC) permite afirmar el efecto de este periodo sobre las estructuras de oportunidad y los espacios de expansión de la agencia entre los afectados, en tanto, no se desplegaron arreglos institucionales para proteger a las víctimas y sus familias y las acciones de mejora casi se centraron en iniciativas puntuales de organizaciones, siendo limitadas las opciones para direccionar demandas a nivel individual. Ambos elementos, las oportunidades y la expansión de la agencia, son centrales para el empoderamiento (Ibrahim y Alkire, 2007)

Sobre la VP, la psicología viene identificando procesos de mejora en algunos ámbitos de la vida en personas que vivieron experiencias movilizadoras. Algunos de estos procesos, anclados en el fortalecimiento de redes interpersonales, son la resignificación de lo vivido y/o el desarrollo de entornos que acompañen y sostengan a las personas afectadas. Estos procesos, denominados como crecimiento postraumático (CPT) (Tedeschi y Calhound, 2004), no son ajenos a estrategias de afrontamiento naturalmente desarrolladas por las familias afectadas en el país quienes conformaron organizaciones que hoy continúan procesos de justifica, reconocimiento y verdad. Ejemplo de ello es la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), que, tras más de 30 años, congrega a mujeres, hombres y jóvenes familiares de desaparecidos en un espacio que busca acoger demandas, escuchar las historias de dolor y generar iniciativas para el bienestar de sus socios (Crisóstomo, 2017; Peña, 2017). Entre los logros de ANFASEP, tenemos su aporte para la elaboración de la Ley Nº 30470 “Ley de búsqueda de personas desaparecidas durante el período de violencia 1980-2000”, la creación del Museo de la Memoria, ubicado en Ayacucho, y/o su participación para conformar la CVR. Esta trayectoria abre preguntas sobre el potencial de estas colectividades para facilitar la reconstrucción del tejido social perdido en el CAI y así, generar cambios, como el establecer metas de agencia y ejecutar acciones para lograrlas.

Centrándonos en el valor de las colectividades en procesos post-violencia como fuente para afrontar el trauma y demandar justicia, y conscientes del potencial del enfoque de capacidades para comprender procesos de consolidación de la agencia desde lo relacional, el presente estudio buscó analizar la relación entre la conectividad social (CS) y el empoderamiento en el dominio de justicia y verdad en miembros de ANFASEP. Se tomó como hipótesis que la CS se estructuró como elemento que facilitó el CPT, y que la dinámica entre estos ejes favoreció el empoderamiento de sus miembros.

A continuación, se detallan los conceptos centrales al estudio, luego el diseño metodológico usado y los principales resultados, se finaliza con una discusión integrada y las conclusiones centrales.

 

2.1 Conectividad social

La psicología, la antropología, las neurociencias (Baumeister y Leary,1995; Holt-Lunstad, 2018) y los estudios del bienestar (Stiglitz et al. 2009) resaltan la importancia de relacionarnos. La evidencia incide en sus impactos en la salud mental (Chin-Siang, 2015) y física (Eisenberger, 2013; Holt-Lunstad, 2018), así como en el logro de mejores condiciones de vida, a través del acceso a servicios básicos, educación, trabajo digno y seguridad (Minnesota Department of Health, 2010; Zavaleta, 2015).

Alineado a esta evidencia, el enfoque de capacidades destaca la capacidad para relacionarnos como central al bienestar (Sen, 2000; Nussbaum, 2012) dado su valor intrínseco – en tanto relacionarnos es estructural a la naturaleza humana – e instrumental – pues las relaciones nos permiten acceder a recursos y lograr funcionamientos – (Zavaleta et al. 2014). El relacionamiento habilita espacios para arreglos socio-políticos que pueden incidir en el bienestar (Nussbaum, 2012) y su déficit limitar la participación y socialización (Sen, 2000).

Entre las distintas maneras de estudiar las relaciones interpersonales, la conectividad social (CS) alude al grado en que una persona es socialmente cercana, interrelacionada y comparte diferentes ecologías (Chin-Siang, 2015). Como refiere Holt-Lunstad (2018), la CS es un concepto “paraguas” que facilita analizar múltiples formas de vinculación interpersonal. En contraposición, el aislamiento social (AS) alude a la privación de relaciones significativas en cantidad y calidad; siendo la cantidad, la frecuencia de interacción y el número de grupos a los que uno pertenecería y la calidad, la satisfacción de estándares y expectativas individuales sobre el relacionamiento (Zavaleta et al. 2014). Así, la CS implica el análisis individual sobre la cantidad y calidad de los vínculos interpersonales (Zavaleta, 2015).

Sobre la CS, el enfoque de capacidades propone conceptos como el de capacidades colectivas (Ibrahim, 2014), que incluye lo relacional y traspasa el análisis individual, centrándose en las colectividades y los funcionamientos imposibles de reducir a la suma de individualidades, pero cuyo ejercicio redunda también individualmente. En esa línea, la agencia tendría un correlato relacional y grupal que será abordado a continuación.

 

2.2. Agencia, empoderamiento y el dominio de justicia y verdad

La agencia es nuclear al enfoque de capacidades, pues sitúa al individuo como responsable de sí mismo y su entorno (Becker, 2006). Su potenciación contribuye a que las personas se movilicen hacia fines que valoran (Sen, 1995), siendo fundamental su carácter de proceso (Ibrahim y Alkire, 2007) y su naturaleza relacional, en tanto los entornos en los que uno se desenvuelve facilitan o limitan su ejercicio (Arendt, 1998).

Algunos autores definen agencia como la capacidad de control para alcanzar metas definidas autónomamente (Hojman y Miranda, 2018), otros aluden al direccionamiento para satisfacer necesidades hedónicas (Fernández y Kambhampati, 2017), otros desde la noción de autodeterminación (Ryan y Deci, 2000), algunos resaltan las creencias, motivaciones y estados afectivos (Klein, 2014), otro grupo la aborda desde las relaciones de poder intra-grupales (Guerin et al. 2013). Crocker (2008) la tipifica como directa o indirecta en base al nivel de implicancia en las metas. Ante esta diversidad de definiciones, la presente investigación consideró a la agencia como la capacidad para ejecutar funcionamientos valiosos (Sen, 2000), con distintos niveles de involucramiento (Crocker, 2008), que incluye elementos relacionales (Arendt, 1998) y que puede llevar a metas más allá del individuo (Ibrahim, 2014).

Junto con la agencia es importante definir al empoderamiento, en tanto han sido relacionados frecuentemente. Algunos autores lo definen como expansión de la agencia dentro de dominios específicos en diálogo con una estructura de oportunidades que facilita dicha expansión (Ibrahim y Alkire, 2007). Otros autores como Drydyk (2013) enfatizan el papel relacional del empoderamiento, en tanto modifica relaciones de opresión intra-grupal e inter-grupal. Otorgando peso al contexto, Goldman y Little (2014) refieren la importancia de las precondiciones, vías y escalas en las que la agencia se expande. A la base de ambas aproximaciones, el presente estudio define al empoderamiento como la expansión de la agencia en dominios específicos que requiere oportunidades a nivel estructural (Ibrahim y Alkire, 2007), que contempla características relacionales (Drydyk, 2013) y opera a distintos niveles de acción (Goldman y Little, 2014).

Sobre empoderamiento, focalizándonos en su expansión efectiva, la evidencia resalta la importancia de la estructura de oportunidades (Víctor et al. 2013), el valor intrínseco de la agencia (Fernández et al., 2015), los disparadores individuales y comunitarios (Priebe, 2017), su rol frente al bienestar subjetivo (Hojman y Miranda, 2018), los espacios de dominación intra-grupal (Guerin et al. 2013) y sus componentes psicológicos (Klein, 2014). También, se identifican algunos determinantes y/o correlatos del empoderamiento, como la educación, el status laboral, la edad, la estructura familiar y la participación comunitaria (Samman y Santos, 2009).

Cabe retomar la propuesta de empoderamiento y la especificidad de dominios, en tanto el presente estudio se centra en un contexto con demandas por justicia y verdad. Al respecto, se identifican propuestas que contemplan el ámbito judicial/legal para el empoderamiento y establecen niveles para su análisis (Charmez y Wieringa, 2003; Alsop y Heinsohn, 2005). No obstante, es importante resaltar algunas limitaciones pues el foco se centra en aspectos legales y de protección de derechos, y pocos aluden a la movilización social y la acción colectiva. Además, ninguno refiere la evaluación en contextos post-violencia, lo que dificulta visibilizar particularidades y demandas de personas afectadas que cambian ante los desafíos que los procesos de paz traen consigo. De esta manera, las propuestas señaladas previamente (Charmez y Wieringa, 2003; Alsop y Heinsohn, 2005) serán retomadas de manera crítica en tanto faciliten o no el análisis de un contexto como el del caso de estudio.

Dado que el contexto post-violencia plantea particularidades - como el procesamiento del trauma - es necesario considerar que la posible relación entre la CS y el empoderamiento necesite elementos articuladores. Así, el siguiente acápite introduce el concepto de crecimiento postraumático (CPT) (Tedeschi y Calhound, 2004) como articulador a la CS y el empoderamiento y que aporta a la comprensión del procesamiento psicológico de la violencia política.

 

2.3. El crecimiento postraumático como articulador entre la conectividad social y el empoderamiento en justicia y verdad

Tradicionalmente los eventos traumáticos – perder a un ser querido, la violencia colectiva, etc. – se asocian, desde una aproximación psicológica, al desarrollo de sintomatología clínica asociada, frecuentemente, con el estrés, la depresión y la ansiedad (Wortman y Silver, 2001). Sin embargo, esta tendencia cambió pues se empezó a identificar resultados positivos, inesperados, en personas que sobrevivieron a crisis significativas, como la valoración de experiencias cotidianas, la apertura de experiencias, entre otros (Tedeschi y Calhound, 2004). Estos resultados son definidos como crecimiento postraumático (CPT), que refiere a cambios positivos - psicológicos - experimentados tras luchar con circunstancias altamente desafiantes (Tedeschi y Calhound, 2004). Resaltar que el CPT no es resultado directo del trauma sino la lucha interna frente al evento (Tedeschi y Calhound, 2004; Hall et al. 2015). La evidencia revela que el CPT no implica, necesariamente, el fin de la sintomatología clínica (Hall et al. 2015; Chan et al. 2016; Volgin y Bates, 2016).

Sobre su estructura, se han establecido mejoras en los siguientes dominios: (a) apreciación por la vida, (b) cercanía e intimidad con otros significativos, (c) fortaleza personal, (d) identificación de nuevas posibilidades y (e) desarrollo espiritual (Tedeschi y Calhoun, 2004).

Entre las bases que facilitan el CPT, se identifican básicamente dos: (a) el procesamiento cognitivo y afectivo del evento y (b) el soporte brindado por un entorno significativo. El primero, refiere al ejercicio centrado en darle sentido a lo vivido y explicitar consecuencias y opciones (Konvisser, 2013; Chan et al. 2016). El segundo, lo relacional, alude a asociaciones significativas entre el soporte social y el CPT a raíz de contar con un entorno que acompañe y sostenga (Volgin y Bates, 2016) y facilite el afrontamiento y adaptación a la crisis y la creación de narrativas sobre lo vivido (Prati y Pietrantoni, 2009; Konvisser, 2013). Así, el CPT es facilitado por elementos relacionales y disposicionales.

Para integrar los ejes del estudio y explorar empíricamente sus potenciales relaciones, se propone un modelo ilustrado en el Gráfico 1, que se presenta a continuación.

Grafico_1

 

Gráfico 1: Esquema propuesto sobre las relaciones entre conectividad social, crecimiento
 postraumático y empoderamiento (Guillén, 2019)

 

Como se muestra, todo evento traumático – como experimentar VP – afecta distintos ámbitos en la vida: lo psicológico, lo relacional y/o la privación en justicia tras perder un familiar, por citar ámbitos de interés al estudio. Ante esto, surgen metas que acompañan las afectaciones: buscar justicia y verdad por lo vivido o reestructurar los vínculos perdidos (Tamayo, 2003, Crisóstomo, 2017). El reestructurar vínculos mediante la participación en una organización daría luces de la capacidad de relacionamiento propuesta y explicitada en ese contexto, estas nuevas conectividades servirían de apoyo y reciprocidad, facilitando expresar lo vivido, recibir soporte, procesar y fortalecerse desde el grupo, generando metas de valoración multinivel (Portocarrero, 2012). Estos espacios servirían no solo para reestructurar lo interpersonal y subjetivo, sino también para fortalecer la agencia y el empoderamiento de sus miembros dada la centralidad de la justicia y verdad y el potencial de la movilización colectiva.

La articulación propuesta se sustenta en que algunos dominios del CPT refieren a la revaloración de las relaciones interpersonales – central a la CS –, el incremento de la fortaleza psicológica – relacionado a la propuesta de Ibrahim y Alkire (2007) sobre empoderamiento – y la identificación de nuevas posibilidades – en el marco del empoderamiento referido a la ampliación de las metas de agencia –. Es necesario también resaltar también los potenciales efectos del colectivo para la agencia grupal (Ibrahim, 2014) e individual, la cual es centro del presente estudio. Aunque la agencia podría desencadenar múltiples funcionamientos, el estudio se centrará en funcionamientos relacionados a la justicia y verdad.

 

3. Método

El método elegido fue de tipo cualitativo (Hernández Sampieri et al. 2014). Se eligió al estudio de caso, de tipo instrumental (Stake, 2005), como diseño pues se analizaron procesos y diversidades en miembros de una organización considerando el contexto para comprender la experiencia de un fenómeno determinado.

 

3.1. Caso de estudio

La investigación involucró a miembros de ANFASEP - organización peruana ubicada en Ayacucho, la región más afectado por el CAI – y que desempeña desde hace más de 30 años la defensa de personas afectadas por el CAI y lucha por la reafirmación de sus derechos (CVR, 2004). ANFASEP nace el dos de septiembre de 1983 tras agruparse algunas mujeres ayacuchanas, en su mayoría quechua-hablantes, mientras buscaban a sus desaparecidos y demandaban justicia (Crisóstomo, 2017). Su desarrollo ha sido facilitado por el apoyo de organizaciones y personas vinculadas a la defensa de los derechos humanos (Tamayo, 2003, Crisóstomo, 2017). Aunque, también vivieron estigma y discriminación por parte del Estado peruano, principalmente en los noventas (Tamayo, 2003).

En su trayectoria, ANFASEP consolidó espacios para la subsistencia de sus miembros (Portocarrero, 2012), muchos de ellos quechua-hablantes que experimentaron con dureza el prejuicio, el estereotipo y el estigma de la sociedad, por sus características de origen, pero también por la experiencia directa de violencia vivida. También apoyó a la CVR desde su formación (CVR, 2004) y generó espacios de memoria, como el Museo de la Memoria (Peña, 2017). Hoy mantiene una agenda activa en la defensa de derechos humanos y la promoción de una cultura de paz (CVR, 2004; Peña, 2017).

 

3.2. Participantes

Los participantes, en total veintidós (22), se seleccionaron en base a la revisión de documentación y de acuerdo a su participación en actividades de la organización. Así, los criterios de selección fueron los siguientes: (a) Directivos: participantes que cumplan o hayan cumplido un cargo en la organización, (b) No directivos: participantes que nunca hayan cumplido un cargo en la organización, (c) Generacional: participantes de ANFASEP y JUVENTUD ANFASEP. La primera, de mayor antigüedad, conformada mayormente por mujeres que iniciaron ANFASEP. La segunda, conformado por jóvenes miembros de ANFASEP desde sus primeros años, y (d) Antigüedad: participantes con una antigüedad mínima de diez años en ANFASEP.

Se planteó también que, quien participe resida permanentemente en Ayacucho, centro de la organización. A su vez, se realizaron estrategias adicionales de muestreo, como la consulta con actores clave de la organización (Hernández Sampieri et al. 2014).

Todos los participantes se detallan en la Tabla 1. Se contó con seis participantes que cumplieron/cumplen un cargo dirigente, siete participantes nunca tuvieron un cargo y nueve participantes de Juventud-ANFASEP. Seis participantes no tenían estudios, todas del grupo no dirigente. Del grupo dirigente, todos contaban con al menos primaria completa. Sobre Juventud-ANFASEP casi todos contaban con educación superior. Las edades, en la primera generación, oscilaron entre los 51 y 80 años y en la segunda, entre los 18 y 39 años. El estudio no estuvo balanceado por sexo, debido a la mayor participación femenina en actividades organizacionales.

 

Tabla 1: Características de las y los participantes de la investigación (Guillén, 2019)

    Tabla_1

3.3. Instrumentos

Se diseñó una guía de entrevista semiestructurada para explorar, desde los participantes, el desarrollo de los vínculos en ANFASEP y los procesos y resultados a nivel de CPT y la búsqueda de justicia y verdad – identificando valoraciones, estructura de oportunidades y funcionamientos –. Para esto, se contemplaron tres ejes: dos orientados a explorar determinados momentos en la vida de los participantes, y uno último que propuso un ejercicio de comparación entre el pasado y el presente. La estrategia metodológica, centrada en una aproximación fenomenológica interpretativa (Willig, 2013), dialoga con los presupuestos centrales al enfoque de capacidades, ya que se ubicó al participante como centro (Sen, 2000) y desde donde se construyó la información, siendo la guía una vía para que quien participe transmita sus nociones de justicia y verdad, las metas que valora, la estructura de oportunidades disponible en el dominio fijado, las valoraciones sobre su organización y los cambios identificables tras la experiencia de violencia. A continuación, se describen los ejes: (a) Experiencia en ANFASEP: Se exploraron las motivaciones para ingresar, valorar y mantenerse en ANFASEP. Las metas grupales, las redes formadas y la relación entre generaciones. Además, se indagaron los significados y la valoración de la justicia y verdad y los funcionamientos logrados; (b) Proceso de CPT: Se realizó un ejercicio que permitió preguntar sobre cambios percibidos entre la imagen del pasado – vinculada a la experiencia de violencia – y la del presente que tenía el participante. Se profundizo en los procesos que generaron estos cambios y los funcionamientos; (c) Vida presente: Se exploraron metas individuales y las potencialidades percibidas en ANFASEP y otras redes para facilitar su logro.

 

3.4. Procedimiento y análisis

Se coordinó con ANFASEP una reunión para presentar el estudio y evaluar su pertinencia, luego se coordinó la participación en actividades para iniciar la familiarización y se realizó la entrevista piloto. Tras esto, la guía se ajustó y se coordinaron las siguientes entrevistas, donde se contó con el apoyo de dos miembros de ANFASEP que ayudaron a identificar, coordinar y apoyar en la ejecución de entrevistas que requieran doble traducción, previa capacitación. Finalmente, se realizaron las entrevistas en espacios cómodos contemplándose la firma del consentimiento informado y explicitando todas las medidas de cuidado (González, 2002).

El análisis de las 22 entrevistas realizadas tomó rutas inductivas y deductivas (Vasilachis, 2006). Se tomó en cuenta elementos del empoderamiento (Ibrahim y Alkire, 2007; Crocker, 2008), la CS (Zavaleta et al. 2014), y el CPT (Tedeschi y Calhoun, 2004) identificados en la revisión bibliográfica y también se contempló elementos emergentes dada la especificidad del estudio (Strauss y Corbin, 2002; Vasilachis, 2006). Se realizó una primera codificación – abierta – para identificar categorías emergentes que fueron luego ordenadas en categorías de mayor orden – codificación axial – para finalmente establecer relacionamientos viendo elementos centrales y periféricos – codificación selectiva – acorde a los ejes del estudio (Strauss y Corbin. 2002). Para asegurar el rigor del estudio, se consideraron criterios como el de dependencia y representatividad de voces (Hernández Sampieri et al. 2014) y el de credibilidad (Creswell, 2013).

 

4. Resultados

Los resultados inician con la caracterización de la CS en ANFASEP, luego se aborda el empoderamiento desde la noción de justicia y verdad y los funcionamientos logrados, se termina con el CPT, el rol de la CS y los cambios identificados, incluidos los de justicia y verdad.

Respecto al primero punto, la CS, el Gráfico 2 integra tres categorías emergentes, donde lo más resaltante es el cambio en la valoración sobre ANFASEP en el tiempo, pasando de una CS instrumental a una intrínseca e instrumental, esto tras algunas experiencias vinculantes como parte del ser miembro del colectivo.

Grafico_2

Gráfico 2: Estructura y cambios en la conectividad social (Guillén, 2019).

 

La primera categoría, la valoración instrumental inicial de ANFASEP, se vincula al ingreso a la organización, donde el fin central era encontrar al familiar desaparecido y satisfacer necesidades básicas a nivel familiar en un entorno hostil. Estas motivaciones son más explícitas en miembros de la primera generación. No obstante, esta valoración cobra un matiz intrínseco e instrumental hoy en tanto ANFASEP es descrito a nivel familiar, existe una noción colectiva de los desaparecidos y un disfrute de los espacios grupales más allá de sus fines prácticos.

Al respecto, resaltar dos cambios, la identificación de la organización como “familia”, constitutivo a la CS (Zavaleta, 2015) y la identificación grupal de los desaparecidos de ANFASEP, diferente al interés individual inicial. Sobre lo familiar, los participantes refirieron que la convivencia dentro de ANFASEP fue un factor que permitió resignificar su membresía, lo que es coherente a otros estudios que plantean a este tipo de organizaciones como facilitadoras para recuperar la noción de “familia” a partir de las similitudes, culturales y vividas, y los hitos en el tiempo (Peña, 2017). Esto cobra relevancia ya que el grueso de participantes reveló su intención de continuar en la organización aun cuando logren encontrar a su desaparecido, existiendo elementos afectivos que trascienden lo instrumental (Peña, 2017).

Los cambios en la CS evidenciaron experiencias vinculantes en el tiempo – desde espacios de reunión, alimentación, asesoría, escucha, movilización colectiva y/o celebración – que habrían ayudado a la integración y redefinición de la vinculación con ANFASEP. Especial valor el de los espacios donde compartieron experiencias de dolor relacionadas al CAI y su aporte a nivel vincular. Esto alineado a lo propuesto por Crisóstomo (2014) en tanto ANFASEP no fue solo un espacio para buscar justicia y verdad sino también un espacio de (re)socialización, facilitando encuentro y sostén entre similares, lo que es congruente también con lo referido a nivel teórico en tanto la importancia de la membrecía grupal como mecanismo para potenciar recursos y enfrentar adversidades (Baumeister y Leary, 1995; Holt-Lunstad; 2018).

En el segundo grupo de resultados, se identificó a la justicia y verdad como una meta de agencia que inició al colectivo y continúa siendo valiosa, individual y colectivamente. No obstante, resaltar que el proceso de identificación, importante al ejercicio de la agencia (Sen, 2000), queda influido por un contexto hostil y amenazante como el CAI. Ante ello, los participantes establecieron una jerarquía, revalorando dicha meta por sobre otras en el pasado y presente, siendo conceptualizada desde sus voces tal como estructura el Gráfico 3, donde la verdad es vista en base a dos elementos: encontrar al familiar y conocer las razones y procesos alrededor de su desaparición. Sobre la justicia, fue definida desde tres puntos: lograr una sentencia, reconocimiento y arrepentimiento del crimen y reparaciones dignas. Es importante resaltar que la primera generación incidió más en la sentencia y la reparación – con mayor claridad en el grupo dirigente – y en el caso de los jóvenes, se incidió en los tres elementos. Las reparaciones, cabe resaltar, fueron evaluadas negativamente tal como están propuestas por el gobierno.

Grafico_3

            Gráfico 3: Búsqueda de Justicia y Verdad como meta grupal e individual (Guillén, 2019).

 

Retomando las propuestas de empoderamiento en justicia revisadas, aunque mencionan vías de acceso a justicia local y nacional (Alsop y Heinsohn, 2005), estas iniciativas son insuficientes para abordar el proceso de empoderamiento a un caso post-violencia, en tanto se obvian elementos centrales a su conceptualización ad-hoc, como los condicionantes a la verdad, factor inherente a la justicia, y/o la naturaleza de las reparaciones. Todos ellos, como refiere Crisóstomo (2017), fungen como una oportunidad para viabilizar proyectos de vida truncados haciendo necesario el compromiso estatal y su abordaje plural.

Junto con lo previo, se identificaron funcionamientos logrados en justicia y verdad, centrados a la definición ad-hoc y organizados en dos niveles: intermedios (FI) y finales (FF), como refiere el Gráfico 4, siendo los primeros facilitadores de los últimos – relacionados directamente a la meta de agencia. Los FI identificados fueron: (a) Establecimiento de reuniones periódicas de planificación e información, (b) Capacitaciones y orientación en procedimientos y vinculación a actores clave, (c) Diálogo con autoridades, (d) Creación de símbolos, e) Incidencia política y presión vía medios de comunicación, (f) Seguimiento de casos, (g) Movilización colectiva y (h) Trabajo con instancias como la CVR y ONGs de derechos humanos.

Grafico_4

Gráfico 4: Funcionamientos en el dominio de Justicia y Verdad (Guillén, 2019).

 

Estos funcionamientos son congruentes a la evidencia revisada en tanto viabilizan la participación de los socios en diversas actividades (Portocarrero, 2012), establecen redes de aprendizaje (Tamayo, 2003) y generan símbolos de lucha (Crisóstomo, 2014). No obstante, cabe señalar que varias de estas iniciativas se generan, principalmente para directivos, quienes evidencian mayor fortalecimiento de sus capacidades (Peña, 2017; Portocarrero, 2017). Retomando la propuesta de Alsop y Heinsohn (2005), podríamos considerar que algunos de estos funcionamientos – como el apoyo a la CVR u otras instancias – traspasan un nivel local de impacto, yendo a un plano nacional más amplio.

Como funcionamientos finales se identificó: (a) Encontrar los restos del familiar, (b) Procesos judicializados avanzados, (c) Sentencias emblemáticas y (d) Leyes y planes en justicia y verdad. El grueso de participantes refirió que gracias a los funcionamientos intermedios se lograron iniciativas como la Ley Nº 30470 “Ley de búsqueda de personas desaparecidas durante el período de violencia 1980-2000” o el Plan Integral de Reparaciones o la conformación de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) cuya labor se enmarca en seguir acciones y políticas estatales para facilitar la Paz, la Reparación Colectiva y la Reconciliación Nacional. Evidenciaron también que la experiencia e historia de ANFASEP facilitó visibilizar casos más amplios al colectivo. Sin embargo, aunque se evidencian avances a nivel judicial, se refirió que estos no son suficientes dado el total de demandas y casos. Esto es crucial en tanto, aun con cierta estructura de oportunidades y redes institucionales de apoyo, el rol estatal es decisivo y no ha sido adecuado, lo que es también resaltado por la Defensoría del Pueblo (2014).

Cerrando estos resultados, detallaremos la estructura de oportunidades para el empoderamiento (Ibrahim y Alkire, 2007) y los recursos de la organización. Así, se identificaron elementos en ANFASEP vinculados a tener una institución bien organizada y haber tenido liderazgos emblemáticos, como el de la señora Angélica Mendoza o ‘Mamá Angélica’, que lideró y motivó la acción colectiva.  Sobre los planes y el organigrama, resaltar que no son un resultado inmediato a la fundación de ANFASEP, sino que se consolidan en el tiempo (Tamayo, 2003). Sobre la estructura de oportunidades, se identificaron apoyos locales y nacionales. Por ejemplo, se reconoció a instituciones como la Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUS), la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) o el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Sin embargo, este reconocimiento se centró, en algunos casos, en quienes lideraron dichas instancias, no en su orientación institucional. Aun con esto, el papel del Estado ha sido caracterizado de manera negativa, por el poco compromiso asumido y por la mala relación con instituciones como la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas, quienes, incluso son signadas como instancias que entramparon procedimientos y que también perpetraron violencia durante el CAI (CVR, 2004).

Detallados los elementos de la CS y el empoderamiento, presentaremos resultados en CPT, teniendo en cuenta la propuesta articuladora previa. Así, el Gráfico 5 refiere un esquema donde se identifican cambios en el tiempo, los cuales abarcan dominios del CPT – básicamente a nivel intra-sujeto y relacional – y también cambios a la meta de justicia y verdad.

Grafico_5

Gráfico 5: Proceso del CPT incluyendo los funcionamientos logrados en el
 dominio de Justicia y Verdad (Guillén, 2019).

 

En el CPT; se hallaron cambios positivos intra-psíquicos y relacionales en la auto-imagen, entre pasado y presente, aunque con matices, como la salud física para la primera generación. A nivel intra-psíquico, se refirió en el pasado falta de ánimo y afectividad negativa, mientras que el presente se detalló con mejor estado de ánimo, menor temor, mayor fortaleza personal y sensación de libertad para elegir. En lo interpersonal, en el pasado la experiencia descrita fue de abandono familiar, estigma, falta de redes de soporte y sensación de soledad. En contraparte, el presente es descrito con mejores redes y confianza familiar y organizacional. Sobre justicia y verdad, el pasado es descrito con desesperanza para lograr esa meta, la inexistencia de apoyos para sus casos y limitaciones para reclamar y actuar ante su situación. El presente plantea cambios focalizados a los funcionamientos intermedios y finales descritos previamente.

Descritos los cambios, es necesario centrarnos en los elementos facilitadores de estos resultados, los que, retomando el Gráfico 5, fueron dos: los entornos que acompañaron y dieron soporte y el procesamiento interno de lo vivido. Sobre los entornos, se identificaron principalmente tres: ANFASEP, la familia y las instituciones religiosas. Respecto a ANFASEP, los participantes resaltan el acompañamiento y las diversas formas de apoyo brindado – sean económicos dadas las dificultades para sobrevivir, legales para la búsqueda del familiar, laborales al establecer iniciativas grupales para generar recursos, afectivos en los espacios de apoyo dentro de la organización y en trabajo con otras instituciones –. En relación con la familia, el proceso post-violencia llevo a mayor integración, esto además de la conexión entre la familia nuclear y ANFASEP ya que congregan espacios comunes. Finalmente, las instituciones religiosas a las que pertenecen los entrevistados fueron fuentes de soporte material y emocional, que visitaron de manera frecuente a algunos participantes, principalmente de la primera generación, brindándoles apoyo en momentos de crisis durante y post-violencia.

Al respecto, Tamayo (2003) menciona que ANFASEP constituyó un espacio para compartir dolor, reconocerlo y estimular consuelo mutuo al hacer visible la existencia de personas que comparten una experiencia común. Esta suerte de catarsis colectiva ayudaría al auto-reconocimiento de las propias fortalezas, facilitando un sentido de competencia personal y colectiva, que, de alguna manera, se refleja en sus imágenes personales (Tamayo, 2003; Crisóstomo, 2014), más aún cuando la identificación organizacional pasa también por el plano familiar. Resultados también similares a la evidencia sobre CPT y al rol del soporte social en tanto entornos que legitiman lo vivido y motivan su expresión (Tedeschi y Calhound, 2004; Prati y Pietrantoni, 2009; Konvisser, 2013). Enfatizar también los espacios para el duelo y la vinculación simbólico con sus desaparecidos que brinda ANFASEP (Peña, 2017).

Finalmente, se constató no solo que lo interpersonal facilitó el CPT, sino también permitió consolidar funcionamientos en justicia y verdad. Esto último en tanto se realizaron preguntas confirmatorias que permitieron que el participante explicite a ANFASEP como nuclear a la consecución de los funcionamientos identificados, lo que llevó a que el grueso de participantes refiera las múltiples dificultades de lograr estos funcionamientos sin la existencia de ANFASEP. Se reconoce así el valor de la movilización colectiva en términos de una mayor auto-confianza y también sobre la probabilidad de éxito para ser escuchados y/o apoyados por distintas instancias – nacionales e internacionales –. Sobre esto, Peña (2012) refiere que la búsqueda en ANFASEP, al ser esencialmente colectiva, habría generado una fuerza que empujó la acción grupal, la identificación mutua – como familiares de desaparecidos –  y la motivación para continuar durante tantos años. Del mismo modo, Crisóstomo (2014) menciona que ANFASEP logró transformar una demanda personal y privada en una demanda pública, que traspasó a la organización.

 

5. Discusión

Como cierre, contrastando el esquema teórico-integrador con lo obtenido se plantea el Gráfico 6, propuesta empírica del relacionamiento entre CS y empoderamiento en justicia y verdad, mediado por el CPT. Se identificó así un evento movilizador – el CAI – que generó privaciones psicológicas, relacionales y en justicia y verdad. En consecuencia, la CS posterior al CAI, concretizada en el espacio familiar, religioso y organizacional – ANFASEP – estructuró una red que permitió a los participantes encontrar ambientes para exteriorizar lo vivido y recibir soporte. Este proceso habría permitido resultados en CPT y un tipo de empoderamiento hacia una meta individual y colectiva, la justicia y verdad frente al familiar desaparecido.

Grafica_6

Gráfico 6: Esquema integrador de las relaciones entre CS, CPT y empoderamiento
 en Justicia y Verdad (Guillén, 2019).

 

Así, la colectividad fortaleció dominios intra-sujeto y relacionales, y también genero recursos internos y visibilizó estructuras de oportunidad para expandir la agencia de sus socios pues el grupo aumentó la probabilidad de acción ante una meta común. La interacción entre la estructura de oportunidades, los recursos grupales e individuales facilitó funcionamientos intermedios y finales, estos últimos condicionados al logro de los preliminares.

Aunque corroborada la articulación entre los tres ejes, vale detallar algunos elementos diferenciadores individuales y grupales. Primero, en la CS se identificaron ambivalencias en las relaciones intergeneracionales por tensiones de tres tipos: (a) por temas interpersonales extrapolados grupalmente, (b) por visiones diferenciadas de la organización y poco acceso a espacios de decisión y (c) por experiencias negativas y falta de apoyo. Resaltante que dichas tensiones sean detalladas por los jóvenes, quienes conforman el grupo que pronto asumirá el liderazgo de la organización. Como refiere Peña (2017), las relaciones en ANFASEP han pasado por momentos de vinculación y distanciamiento intergeneracional. Lo hallado abre potenciales estudios sobre la transmisión intergeneracional de demandas a la luz de trayectorias de vida diferenciadas, donde el acceso a oportunidades ejerce una influencia, como, por ejemplo, la brecha educativa entre la primera y segunda generación.

Una segunda diferencia es el proceso de reflexividad para identificar metas y oportunidades, que sucedió de manera diferenciada en los tres grupos entrevistados, con mayor claridad para quienes ocuparon cargos directivos y para los jóvenes. Como refiere Portocarrero (2012) el nivel de vinculación organizacional es un factor que genera divergencias en capital social, lo que da luces de la claridad en los directivos en tanto su rol ha permitido un involucramiento activo y diverso con ANFASEP. Asimismo, Crisóstomo (2014) plantea que algunas socias de ANFASEP ya contaban con cierto empoderamiento dada su historia individual previa al CAI donde desempeñaron roles de liderazgo en sus comunidades. No obstante, tomando la propuesta de Rowlands (1995) sobre los espacios de empoderamiento que se nutren de las relaciones interpersonales, ANFASEP podría funcionar como un espacio de identificación y aprendizaje para socias y socios sobre estos liderazgos que emergieron y que traían una historia previa, como retrataron algunas socias sobre los recursos intra-grupo. En esa línea, se visibiliza lo expuesto por Drydyk (2013) pues el empoderamiento, como proceso, contempla factores relacionales que hacen visibles las desigualdades al interior de un colectivo y en el relacionamiento interpersonal e intergrupal.

Así también, la diversidad en el empoderamiento permitió identificar factores que, agrupados o por separado, inciden directamente en este proceso como la historia individual previa al CAI, el nivel educativo, el manejo del castellano – en tanto abre acceso a espacios fuera de ANFASEP – y/o la antigüedad y rol en la organización. El caso del idioma es particularmente pertinente pues revela la poca responsabilidad asumida por el estado sobre la situación de personas afectadas por el CAI (Defensoría del Pueblo, 2013) y la necesidad de generar mecanismos de comunicación culturalmente pertinentes y trabajadores sensibles a la diferencia. Sobre los roles, los beneficios potenciales de la organización son resultado del nivel de involucramiento al colectivo, pero esto depende no solo de la motivación individual sino también de las instancias que la misma organización permite a sus miembros (Portocarrero, 2012). Aun cuando los resultados visibilizan transversalmente un mayor potencial de acción tras la pertenencia a ANFASEP, las disparidades en el empoderamiento se deben a trayectorias individualmente diferenciadas y desiguales en el acceso a oportunidades y que escapa a las posibilidades de la propia organización, lo que hace que ANFASEP todavía conviva con una estructura de oportunidades limitada. Retomando el modelo de Crocker (2008), sobre la implicancia en las metas de agencia, el nivel de involucramiento de algunos miembros de la organización hacia acciones dirigidas para lograr funcionamientos en justicia y verdad está también atravesado por factores que exceden al potencial de la propia ANFASEP para con sus socios y socias, lo que mella también el ejercicio de su agencia.

Aun ante las diferencias, el valor del colectivo sigue siendo significativo a la meta de justicia y verdad. Siguiendo la propuesta de agencia colectiva de Ibrahim (2014) se identifican estrategias potenciadoras a este proceso como: (a) un sentido de pertenencia significativo y fortalecido en el tiempo, (b) una aspiración colectiva en justicia y verdad y en otras metas, (c) canales de comunicación pertinentes a sus miembros, (d) créditos para la sostenibilidad organizacional, aunque en constante cuestionamiento dadas su viabilidad y (e) redes de confianza entre miembros. También estrategias complementariamente como: (a) coaliciones con actores locales, nacionales e internacionales, (b) mecanismos de cooperación y reciprocidad para actividades: vigilias, minkas, movilizaciones y (c) espacios de sensibilización frente a lo experimentado.

 

6. Conclusiones

A modo de cierre, el presente estudio permitió visibilizar la importancia del relacionamiento y la formación de colectividades tras procesos tan desafiantes como la violencia política. En esa línea, se identificó que las relaciones interpersonales funcionaron como fuente de fortalecimiento individual, encontrando en lo grupal elementos que fortalecieron la auto-confianza, la movilización colectiva y la identificación de demandas individuales y grupales, lo que habría permitido desplegar un conjunto de estrategias dirigidas a lograr funcionamientos acordes con las propias nociones de justicia y verdad que las y los miembros de ANFASEP tenían. Al respecto, las relaciones interpersonales generadas dentro de la organización, permitieron procesar la experiencia de dolor y, a través de este proceso, el direccionamiento de sus socios y socias hacia la meta de agencia que dio inicio a ANFASEP.

Cabe resaltar que el proceso de empoderamiento demanda tanto factores individuales, relacionales, grupales y arreglos institucionales que permitan el logro de funcionamientos coherentes con la especificidad de una meta de agencia como la justicia y verdad ante la pérdida de un familiar por la violencia. En ese sentido, se identifica una estructura de oportunidades que necesita potenciarse, en tanto el involucramiento del Estado para este proceso continúa siendo un pendiente por resolver. Así también, los resultados dan luz de las disparidades en torno a los procesos de empoderamiento, los cuales no hacen más que visibilizar la naturaleza relacional del mismo. Estas disparidades se encuentran condicionadas por factores al interior del grupo y también por aspectos que reflejan desigualdades que traspasan a la organización y que dibujan la situación de desigualdad y exclusión en la que continúa el Perú. Entre estos tenemos al idioma, el nivel educativo, los roles de género, entre otros.

Finalmente, el presente estudio propuso una estrategia metodológica que partió de las voces de las y los participantes para identificar los elementos alrededor del proceso de empoderamiento y la caracterización del colectivo como estructura que facilitó dicho proceso, además del CPT. En esa línea, la tipificación de la meta de agencia, construida en las entrevistas, dio claridad al momento de analizar los funcionamientos logrados sobre el proceso de justicia y verdad, los cuales se encuentran sostenidos justamente en sus definiciones. Adicionalmente, los hallazgos dan luces sobre potenciales estudios a futuro en torno a, por ejemplo, los elementos intra-sujeto enmarcados al ejercicio de la agencia, el carácter relacional del empoderamiento y/o proponer, desde el enfoque de capacidades humanas, nuevas alternativas para analizar la vivencia de episodios traumáticos, los cuales, como se evidenció no limitan el fortalecimiento de capacidades en las personas y sus colectivos.

 

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1. Este artículo se basó en la tesis “Conectividad social, crecimiento postraumático y empoderamiento en la búsqueda de justicia y verdad en miembros de la ‘Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú’ – ANFASEP” de la Maestría en Desarrollo Humano: Enfoques y Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Dicha tesis recibió un financiamiento por parte de la Dirección de Gestión de la Investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

2. Agradecimientos especiales a todos los miembros de la Asociación Latinoamericana y del Caribe para el Desarrollo Humano y el Enfoque de las Capacidades (ALCADECA), quienes aportaron con comentarios y sugerencias para la versión final del presente artículo durante la VII conferencia ALCADECA. De la misma manera, agradecimientos especiales a todo el equipo del Instituto de Desarrollo Humano de América Latina de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDHAL – PUCP) por el apoyo en las distintas etapas del presente estudio.

 

3. Magíster en Desarrollo Humano por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Licenciado en Psicología Social por la PUCP. Investigador del Instituto de Desarrollo Humano de América Latina (IDHAL - PUCP). Correo electrónico: hguillen@pucp.pe