Cacarear. La prepotencia de las ideas
Abstract
Es natural que si ponemos un huevo, cacareemos. Y en el mundo de alto consumismo que nos rodea, al cual estamos ligados en nuestro oficio íntimamente, para sobrevivir nadie queda exento de pasar el aviso de alguna u otra manera. El agricultor, obligado a promocionar su cosecha, el escritor su libro, el fabricante su producto, el empresario su servicio, requieren de ideas estimulantes y seductoras para establecer contacto eficiente con el usuario y consumidor. Es evidente que las ideas deben cumplir una función específica para alcanzar un fin predeterminado y transformarse en actos inéditos, como gestos de ingeniería comunicacional.