El discurso masculino de la joya: hacia un discurso estético de género. Las señales masculinas representadas en la joya contemporánea (2014)

  • David Correa
##plugins.pubIds.doi.readerDisplayName##: https://doi.org/10.18682/cdc.vi65.1154

Résumé

En comienzo el estudio de la joya como objeto de diseño surge a partir de una serie de interrogantes como ¿Qué significa una joya hoy?, ¿Cómo se procesa la información y se construye sentido a través de una joya?, ¿Cómo influye la cultura en la representación de se- ñales en la joya?, ¿Es la joya un objeto de diseño?, ¿existen tipologías en joyería?, ¿Es la masculinidad una tipología en joyería?, y si es así ¿Qué representa masculinidad en una joya?

Esos y otros interrogantes despertaron interés por conocer las funciones de una joya y su interpretación, su sentido en la cultura. Si la masculinidad se construye culturalmente en la joyería, entonces es una variable de diseño que requiere ser revelada, entendida según lo convenido en la sociedad, para que la joya comunique cierta identidad sobre un rol desempeñado por alguien. La masculinidad no es una condición biológica-natural, no es una imposición divina y hoy en día no es, ni siquiera, una obligación social generalizada; la masculinidad es una producción de identidad de las personas bajo unidades culturales cristalizadas, imágenes de representación parciales y estereotipadas reconocidos como masculinos con el fin de ser aceptados en la sociedad como tales y pertenecer a ella. Por lo tanto la masculinidad puede suceder indiferente al cuerpo que la represente, por ejemplo una mujer puede masculinizar su aspecto, valiéndose de signos típicos de común interpretación con respecto al género masculino, bajo actitudes y transformaciones físicas simulando la estética de varón y a través de la indumentaria/joyería como segunda piel. Las figuras esquemáticas que permiten que se genere la identidad son los estereotipos (Amossy, Pierrot, 2001), estos son membranas de reconocimiento común que permiten que alguien sea reconocido como masculino, son signos arraigados en la cultura que establecen un primer orden, una clasificación de los grupos sociales. Los estereotipos de la masculinidad son en primera instancia las representaciones machistas de sujetos fuertes, corpulentos, luchadores, burdos y potenciales corceles de reproducción, aquel que interprete actitudinalmente alguno de estos signos, será connotado como masculino. Por otra parte los prototipos son aquellas representaciones que están en lugar del mejor ejemplar que representa la masculinidad, permitiendo que determinados personajes actúen como referentes de la categoría masculina, es decir por ejemplo que el boxeador argentino Sergio Gabriel Martínez (Maravilla Martínez) represente la masculinidad sin mencionarla, por lo tanto es un prototipo de ella, sintetiza el conjunto de signos connotados de masculinidad en un ejemplar. La identidad de género como componente de un objeto de diseño, es representada a través de esos puntos comunes, de lo contrario sería muy complejo poder incluir en determinada forma o imagen la totalidad de lo que significa la masculinidad, por lo general se tocan y abordan aspectos, ciertos ángulos que la representan; de allí la importancia social del estereotipo, gracias a este se conocen las realidades que constituyen la cultura a pesar de su connotación en relación al prejuicio, que es tan solo un aspecto negativo de su puesta en práctica. Si cualquier cuerpo puede representar a través de estereotipos la masculinidad, entonces los objetos también funcionan como cuerpos, los cuales mediatizan la identidad de género, las joyas son símbolos que representan algo a través de elementos estéticos materiales. La relación de la materialidad de las cosas con el lenguaje y el mundo de los signos es, en primera instancia el origen que da pie a una compleja configuración de elementos que dan sentido y permiten comunicar e interpretar los diferentes conceptos del sistema lingüístico. Este sistema estará directamente relacionado con el contexto social y cultural que a través de diferentes convenciones hacen posible la representación de los signos y una lectura coherente de las señales que se perciben. La joya como objeto de diseño es una unidad cargada de signos y señales estéticas que representan esquemáticamente algo al momento de su interpretación; la joya porta señales y el sujeto que porta la joya, asume simbólicamente estas señales que determinan el sentido del objeto. A su vez la joya es interpretada por las personas que interactúan con ella directa o indirectamente, un observador transitorio de la joya identifica al objeto pero a su vez identifica y significa al portador del mismo, por esto la joya forma parte sustancial de la puesta en escena del personaje social. La masculinidad en la joya no es una sola cosa, no es un único signo, sino un amplio espectro de signos que surgen a través de la connotación de masculinidad, la cual es un banco de elementos relacionados que funcionan como patrón, por lo tanto una tuerca es masculina posiblemente gracias a la relación que se encuentra entre el oficio mecánico y el rol masculino o a la relación entre la máquina y el varón. Si la joyería contemporánea se encarga de transmitir un mensaje a través del objeto, entonces la masculinidad es un mensaje pertinente al diseño de joyería y por lo tanto la joyería es cultura representada; la joya masculina responde a una realidad social, si la joya no significa masculinidad entonces no cumple su función de identificar tanto al objeto como al sujeto que la porta como masculinos. Un análisis semiótico de la joya propone que la misma sea desglosada en primera instancia bajo la triada del signo de Charles S. Peirce (Eco, 1968), la joya es un dispositivo que comunica a través de un representamen que se refiere a un objeto el cual tiene un interpretante que es el significado de ese representamen. Lo anterior quiere decir que una joya masculina está compuesta de signos, mejor llamados señales según Umberto Eco en su libro La estructura ausente (1968), que componen un mensaje configurado a través de determinada estética, que para este caso particular de estudio de la joya masculina sería representar virilidad. Este mensaje se logra, por ejemplo, a través de señales como unas formas y líneas rectas, colores oscuros y texturas rústicas, todas ellas actuando como representamen de la identidad del género masculino, que se interpretan por el código establecido, por lo convenido en la cultura. Las señales se presentan en remplazo del género masculino como tal, este género es el objeto al cual la joya se refiere y cuyo interpretante es su significación varonil estereotipada como sobriedad, neutralidad y simpleza. Para una mejor comprensión el símbolo juega un papel fundamental, la interpretación simbólica del objeto hace que este suceda dentro del contexto masculino, ya que un representamen puede ser una bala, que se refiere al objeto icónicamente, es decir literalmente, pero no por esto el interpretante tendrá que ser el significado bala, sino que simbólicamente se asume como masculina, el objeto es contextualizado dentro de la categoría indumentaria/joyería y la bala representa un signo de fuerza, violencia y rudeza, que forman parte de una visión esquemática, desde lugares comunes de la masculinidad en la cultura. La connotación hace las veces de lazo conector entre la masculinidad y el universo de signos que se asocian con ella, todo esto es regido por el código, el cual se constituye a través los convenios culturales y por ende sugiere que las cosas signifiquen homogéneamente dentro de un grupo, el código establece un conducto dentro de la nebulosa del sentido y permite que suceda la comunicación. Dentro del marco de la comunicación estética también funcionan figuras que enriquecen los mensajes, que permiten la diversificación y construcción de los mismos a niveles abstractos y/o dinámicos; la función retórica de la joya es un ejemplo de que los signos e ideas se pueden representar de diferentes maneras. El diseñar una joya masculina es diseñar estratégicamente cómo representar la masculinidad, que faceta abordar y que elementos de reconocimiento materializar, por lo tanto la función de una joya es retórica en cuanto a su capacidad de persuadir, de convencer, si bien en la publicidad se aborda desde un aspecto más comercial en la joya sucede en el mismo, pero además en la relación emocional y de identificación entre el usuario y la pieza, la joya es un símbolo de deseo que generalmente funciona arraigado a la personalidad. La joyería contemporánea representa mediante sus objetos, señales literales y animadas como piezas conceptuales con una morfología abstracta, por lo tanto la masculinidad se representa bajo elementos que sustituyen a los signos lingüísticos, visuales, auditivos y táctiles, basta con pensar en una joya con formas que insinúan la boca de un león. Los recursos estético comunicativos pueden surgir mediante la exploración en el proceso de diseño, por ejemplo analizando y asociando los sonidos de la selva y por lo tanto de los del rey de la selva, animal masculino por su dominio y fuerza, el león; aquí se encuentra la traslación de un lenguaje a otro con el fin de representar la masculinidad simbólicamente. La metáfora es una figura retórica cuya presencia es evidente en los objetos de joyería masculina, de hecho en gran cantidad de casos las señales comunican masculinidad representada a través de elementos que se asocian pero no son directamente un rasgo físico de la masculinidad, estos enuncian masculinidad a través de animales, objetos y formas geométricas. En definitiva la joya masculina es una fuente de sentido, un objeto complejo cuya interpretación simbólica tiene dimensión histórica, la joya masculina es un objeto casi ritual de la construcción social de la apariencia y del ideal del querer ser de una u otra forma establecida y por lo tanto el mensaje es un reflejo de esa construcción.

Références

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Publiée
2019-09-27